El debate sobre el acceso a las armas de fuego, que se prolonga desde hace años en Estados Unidos, volvió a resurgir tras la masacre en la escuela en Texas, con el anuncio hoy del líder demócrata en el Senado acerca de forzar un voto sobre el control de armas la próxima semana, mientras el jefe de la bancada republicana se manifestó confiado en encontrar una «solución bipartidista».
El martes, en una escuela primaria de Uvalde, a unos 120 kilómetros de la frontera con México, un joven de 18 años asesinó a 19 niños y dos docentes con un fusil semiautomático AR-15, un arma que se usó en 21 de los últimos 80 ataques masivos en el país.
Las muertes causadas por armas de fuego son parte de la vida cotidiana en los Estados Unidos: solo en 2020, más de 45.000 estadounidenses fueron asesinados o se suicidaron con armas de fuego, una cifra que aumentó 43% desde 2010 y 25% en comparación con hace cinco años.
La matanza de Texas coincidió con la publicación de un informe que revela que los tiroteos se multiplicaron en Estados Unidos durante 2021 y devolvió la delicada cuestión a la agenda política.
Asimismo, un informe de la red estatal de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) divulgado hoy reveló que en 2020, por primera vez, el uso de armas se convirtió en la primera causa de mortalidad de menores de edad, desplazando a los accidentes viales.
El presidente Joe Biden renovó los llamados a una reforma y fortalecer las regulaciones sobre las armas de fuego en el Congreso, donde los proyectos de ley están atascados en el Senado.
La Casa Blanca anunció hoy que el mandatario y la primera dama, Jill Biden, viajarán a Uvalde el domingo para consolar a las familias y honrar a las víctimas del tiroteo masivo.
La vocera presidencial, Karine Jean-Pierre, dijo que el mandatario se reunirá con la comunidad, líderes religiosos y familias de las víctimas, y exhortó a los legisladores a que se unan para abordar la violencia armada.
“Estos eran niños de escuela primaria, deberían estar perdiendo sus primeros dientes, no perdiendo la vida”, dijo la funcionaria, citada por la televisora CNN.
Cuando se le preguntó sobre la conveniencia de que la Asociación Nacional del Rifle (NRA) siga adelante con su conferencia planificada para mañana en Houston, Texas, Jean-Pierre dijo: “Lo que es inapropiado es que el liderazgo de la Asociación Nacional del Rifle ha demostrado una y otra vez que está contribuyendo al problema de la violencia armada, sin tratar de resolverlo”.
La poderosa NRA, enemiga de todo control sobre el uso de armas, comienza su convención y está programado que el expresidente Donald Trump y otros destacados republicanos hablen en el evento de tres días, que se espera atraiga a manifestantes hartos de la violencia armada.
Algunos oradores y artistas se retiraron, incluidos dos legisladores de Texas y el cantante de American Pie, Don McLean, quien dijo que «sería una falta de respeto» seguir adelante con su acto después del último tiroteo masivo.
También desistió de enviar representantes la empresa Daniel Defense, fabricante del fusil utilizado en la masacre del martes.
«Uno de nuestros productos fue desviado de su uso con fines criminales» y «pensamos que no es apropiado promocionar esta semana nuestros productos en Texas», dijo la firma en un comunicado, según la agencia de noticias AFP.
En ese contexto, el líder del bloque demócrata en el Senado estadounidense, Chuck Schumer, anunció que buscará forzar un voto sobre el control de armas la próxima semana, mientras el jefe de la bancada republicana en la cámara alta, Mitch McConnell, se declaró confiado en encontrar una «solución bipartidista».
Schumer explicó que decidió postergar a la próxima semana la programación de un voto sobre la legislación de armas, ya aprobado por la mayoría demócrata en la cámara baja, para dar tiempo a negociar un acuerdo con los republicanos.
“Esta no es una invitación a negociar indefinidamente, no se equivoquen; si estas negociaciones no dan frutos en un corto período, el Senado votará sobre la legislación de seguridad de armas”, dijo el demócrata, quien no ocultó su «profundo escepticismo» al respecto.
Tras la matanza en la primaria de Uvalde, Biden se mostró dispuesto a dar la pelea otra vez y llamó a aprobar nuevas restricciones relativas a las armas.
Sin embargo, la posibilidad de sancionar leyes que limiten la cláusula constitucional que permite la libre portación de armas en Estados Unidos, a la que se atribuyen estas masacres, es casi nula por la composición de las cámaras del Congreso.
Pese a la abierta oposición de los republicanos al control de armas, un grupo bipartidista de ocho senadores se reunió hoy para discutir un compromiso sobre la legislación de seguridad de armas, centrado en las posibilidades de ampliar las verificaciones de antecedentes y en establecer incentivos para impulsar leyes estatales que prohíban la adquisición de armas a personas consideradas peligrosas, reportó el diario The New York Times.
El líder republicano en el Senado señaló su apoyo a los esfuerzos del grupo bipartidista para alcanzar a un compromiso sobre la prevención de la violencia armada.
“Me mantendré en contacto con ellos y tengo la esperanza de que podamos obtener un resultado que realmente pueda aprobarse y convertirse en ley, en lugar de solo sumar puntos”, dijo McConnell.
Casi dos tercios de los estadounidenses están a favor de imponer controles más estrictos a la tenencia de armas, que está protegida por la Constitución del país, tras el tiroteo ocurrido el pasado martes en la escuela primaria de Texas, de acuerdo a un sondeo publicado hoy por medios locales.
En total, 65% se dijo partidario de mayores restricciones, según una encuesta de la consultora Morning Post difundida por el portal de noticias Politico.
Estas cifras suponen un crecimiento de cinco puntos porcentuales con respecto a un sondeo reciente elaborado tras el tiroteo en Buffalo, en el estado Nueva York, en el que un autoproclamado supremacista blanco mató a tiros 10 personas hace menos de dos semanas en una tienda.
La presión para tener un mayor control de las armas en el país se trasladará también a las calles. El movimiento antiarmas March for Our Lives, creado en 2018 tras el tiroteo en una escuela secundaria de Parkland (Florida), anunció la planificación de numerosas protestas a lo largo y ancho del país para dentro de dos semanas, con una marcha principal en Washington.
«En 2018 marchamos por nuestras vidas tras el tiroteo en Parkland. Desde entonces, más de 175.000 vidas se han perdido por la violencia armada. No acepten palabras vacías de ‘líderes’ mientras vemos morir a más niños. Marcha con nosotros de nuevo el 11 de junio», tuitearon.