Chile anunció hoy el despliegue de militares en las fronteras con Perú y Bolivia para controlar el ingreso de migrantes a través de pasos no habilitados.
«Vamos a estar recorriendo algunos de los lugares del despliegue el próximo lunes, viendo cómo se va a apoyar este trabajo de las fuerzas armadas», expresó la ministra de Interior, Carolina Tohá.
Según un decreto del Gobierno de Gabriel Boric, la labor de los soldados durará 90 días y se extenderá a las norteñas regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta.
Los militares realizarán controles de identidad y detendrán a aquellas personas que entren o salgan por pasos de frontera no habilitados.
Los detenidos serán entregados a la policía local.
El decreto emitido por el Gobierno sostiene que existe un aumento de los flujos migratorios en el país, que provocó «la llegada masiva de población a través de pasos no habilitados», según informó AFP.
Javier García, alcalde del municipio de Colchane, uno de los puntos fronterizos donde se activará la medida, denunció en una radio local que ingresan cerca de 400 personas a diario a través de pasos no habilitados.
El paso más utilizado es el de Colchane, en la frontera con Bolivia y donde murieron decenas de personas durante los últimos años al cruzar el desierto.
La medida del Gobierno chileno se suma a otras tomadas por el país trasandino en los últimos años para intentar controlar el flujo migratorio del norte.
Hace un año, el Gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera amplió una zanja de 600 metros construida seis años atrás cerca de Colchane.
Bandas criminales dedicadas al contrabando y al narcotráfico construyeron puentes para cruzarla, que también fueron usados por migrantes indocumentados, principalmente venezolanos, los que llegan en mayor número.
El despliegue de militares en la frontera podrá mantenerse, previo acuerdo con el Congreso, una vez que terminen estos primeros 90 días.