Después de una primera comparecencia en julio, Begoña Gómez, la esposa del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, volvió ayer ante el juez que investiga sus actividades profesionales en una ajetreada semana judicial para el líder socialista.
El lunes compareció un empresario que es el principal acusador en un caso de corrupción que implica a un ex ministro socialista de Transportes, quien ya declaró la semana pasada. El martes le tocó a un ex asesor de este ministro en el mismo caso y ayer a la mujer del presidente en una causa distinta.
“Un auténtico carrusel judicial”, bromeó el lunes Alberto Núñez Feijóo, líder del conservador Partido Popular (PP), el primero de la oposición.
Gómez entró directamente en auto al estacionamiento subterráneo de los juzgados, ahorrándose desfilar ante la prensa que esperaba en la calle, como ya ocurrió en julio, y, a diferencia de entonces, no se acogió a su derecho a no declarar y respondió a preguntas, pero sólo a las de su abogado.