Las tropas rusas avanzaban ayer a sangre y fuego hacia el centro de Severodonetsk, una ciudad clave de la región del este de Ucrania que Rusia pretende conquistar, en medio de un panorama que no deja de ensombrecerse para las fuerzas locales, que en los últimos días fueron superadas notablemente por el poder de fuego invasor.
El fin de semana, las tropas rusas capturaron las ciudades de Svitlodarsk y Lyman, además de ingresar a la estratégica ciudad de Severodonetsk, que ahora se encuentra bajo un intenso fuego cruzado, al punto que la prensa occidental ya denomina como “la nueva Mariupol”. Si las tropas rusas logran tomar la ciudad – que se ha convertido en el epicentro de la guerra – , Moscú habrá ocupado prácticamente todo Lugansk, que es la región más oriental de Ucrania y cubre casi la mitad del territorio del Donbass, objetivo que Vladimir Putin se fijó tras el retiro de las tropas de Kiev.
El propio presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, admitió que la situación es “indescriptiblemente difícil” en la región, aunque aseguró que el Gobierno está “haciendo todo lo posible” para evitar la caída de Severodonetsk, una de las últimas grandes ciudades que Ucrania controla en el Donbass. El gobernador de Raión de Severodonetsk, donde queda la ciudad homónima, Sergii Gaidai, informó que “los rusos avanzan hacia la mitad de Severodonetsk. Los combates continúan, la situación es muy difícil”. “La infraestructura crítica está destruida y el 60% de los edificios residenciales no puede ser reparados”, agregó.
Fuentes oficiales indicaron luego que el intenso fuego de artillería rusa ya ha destruido el 90% de los edificios de la ciudad, mientras Gaidai dijo que dos personas resultaron heridas cuando su vehículo recibió varios disparos, mientras que tres médicos estaban desaparecidos. Las autoridades militares ucranianas agregaron que un periodista francés, identificado como Frederick Leclerc-Imhoff, murió en un ataque ruso a la ciudad.
El gobernador agregó que la ruta que une Severodonetsk con la ciudad gemela de Lisichansk y luego con la de Bajmut, más al sur, es demasiado “peligrosa” para permitir la evacuación de civiles y el transporte de ayuda humanitaria, en un contexto cada vez más acuciante por la intensidad de los enfrentamientos, que pone en riesgo a miles de civiles. El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, dijo a su vez que para Moscú la “prioridad incondicional es la liberación de las regiones de Donetsk y Lugansk”, a las que Rusia considera “estados independientes”. También sugirió que otras regiones de Ucrania deberían “poder establecer lazos estrechos” con Rusia.
Lo cierto es que la situación actual de los ucranianos es particularmente desesperante, al punto que en Occidente reflotaron la idea de cederle territorio al Kremlin para permitir un acuerdo de paz. Para colmo, la Casa Blanca está demorando en concretar la promesa de proveer a Ucrania de armamento más pesado, que realmente podría ayudar a las tropas en esta coyuntura crítica de la guerra. El propio presidente Joe Biden ratificó ayer que Washington no enviará sistemas de misiles de largo alcance que puedan llegar hasta Rusia, tal como reclamaba Ucrania.
En este contexto atroz, la Comisión Europea (CE) se encuentra reunida en Bruselas para analizar el sexto paquete de medidas contra Rusia, que incluye embargo del bloque a las importaciones de gas ruso. “Todavía no hemos alcanzado el objetivo, pero hemos avanzado. No espero que el problema se resuelva en 48 horas, pero estoy segura de que finalmente encontraremos una solución”, declaró la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen.
Horas antes, un alto funcionario europeo confirmó que además del embargo a los suministros de petróleo –que será más reducido de lo esperado-, el sexto conjunto de sanciones incluirá también otras medidas, entre ellas la desconexión de Swift (el sistema internacional de transacciones financieras) de una serie de bancos rusos, incluido Sberbank, la prohibición de transmisión en la UE de tres grandes canales rusos de televisión, además de sanciones individuales.
Moscú le corta el gas a Dinamarca y Países Bajos
Rusia cortaría a partir de hoy los envíos de gas a Dinamarca y Países Bajos, ante la negativa de sus principales empresas energéticas a aceptar el sistema de pago en rublos que el Gobierno de Vladimir Putin impuso desde el 31 de marzo.
Así lo aseguraron la empresa Ørsted, la mayor multinacional danesa de energía, y la energética estatal neerlandesa Gasterra, que detallaron que no aceptarán las condiciones del Kremlin por considerarlas ilegales. Gazprom les cortaría los flujos tras la conclusión de sus contratos, que vencen el 31 de mayo, pero las entidades aseguran haber tomado medidas para protegerse de cortes del suministro ruso.
“En Ørsted, nos hemos estado preparando para este escenario a fin de minimizar el riesgo de que nuestros clientes, que son empresas importantes en Dinamarca y Suecia, experimenten cortes en el suministro”, informó la firma.
Erdogan intenta mediar entre Putin, la ONU y Zelenski
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, propuso en una conversación telefónica con su par ruso, Vladimir Putin, organizar una reunión en Estambul entre las delegaciones de Rusia, Ucrania y la ONU, a fin de lograr acercamientos en la guerra. “Erdogan propuso durante las consultas con su homólogo ruso, Vladimir Putin, mantener una reunión en Estambul entre las delegaciones de Rusia, Ucrania y la ONU”, dijo el ente.
El presidente turco expresó su disposición a jugar un rol en un potencial mecanismo de observación, si ambas partes están de acuerdo. “Erdogan declaró que se necesitan pasos que minimicen las consecuencias negativas de la guerra y fomenten la confianza mediante una rápida restauración del suelo de paz entre Rusia y Ucrania”, informó la oficina del mandatario, que no habló sobre la recepción que tuvo la propuesta.
El mercado global del crudo se reacomoda pese a las sanciones
La invasión rusa a Ucrania ha reconfigurado el mercado mundial del petróleo, con proveedores africanos que intervienen para satisfacer la demanda europea y Moscú, afectado por las sanciones occidentales, que recurre cada vez más a arriesgadas transferencias de barco a barco para llevar su crudo a Asia.
Este cambio de rumbo supone la mayor sacudida del comercio mundial de petróleo desde que la revolución del esquisto en Estados Unidos alteró la forma del mercado hace una década, y sugiere que Rusia podrá sortear una prohibición de petróleo de la Unión Europea (UE), siempre que Asia y China sigan comprando su crudo.
De hecho, pese a las sanciones, las exportaciones rusas volvieron a los niveles anteriores a la invasión en abril, reorientando sus ventas a clientes de India y China, que están comprando cargamentos con grandes descuentos.