“Si ustedes van todos a votar, la democracia se salva, no es una broma”, advirtió el presidente Joe Biden en uno de sus últimos actos en la Universidad Sarah Lawrence, al norte de Nueva York, un estado tradicionalmente demócrata.
La realidad de los temores que guarda la advertencia comenzará a conocerse hoy, cuando se realicen las elecciones legislativas de medio término en Estados Unidos, que ya se perfilan como un anticipo de las próximas presidenciales en medio de un renacido auge conservador, que podría catapultar al ex presidente Donald Trump a tomarse revancha en 2024 frente al propio Biden, que lo derrotó en 2020 –con “fraude”, según el líder ultraderechista-.
Cientos de candidatos republicanos que se presentan este martes insisten, de hecho, con desconocer los comicios de 2020 y se niegan a comprometerse a aceptar los resultados en caso de perder. A la violencia y la polarización políticas, y a la desconfianza en el sistema electoral, se suman un gran descontento con la marcha de la economía y una ola de desinformación, contribuyendo a una alarmante toxicidad del clima social estadounidense.
“Ahora es el momento de que su generación defienda la democracia, la preserve, la elija”, insistió por ello Biden en Nueva York, seis días después de advertir en Florida que los republicanos quieren acabar con el Seguro Social, el programa Medicare para la tercera edad y las medidas para hacer más accesibles los medicamentos.
Este domingo, Trump eligió ese estado -históricamente favorable a los republicanos- para comenzar a cerrar su campaña y siguió alimentando la expectativa en torno a un inminente lanzamiento de su candidatura presidencial en 2024. “¿Trump 2024? Probablemente tendré que hacerlo de nuevo”, dijo con sus clásicas corbata y gorra roja, mientras sus seguidores coreaban “¡Cuatro años más! ¡Cuatro años más!”. Trump los instó a “mantenerse atentos” en su último mitin de campaña, ayer en Ohio.
Los últimos discursos Biden y Trump muestran que ya no se trata de convencer a los indecisos, sino que cada uno intenta movilizar a la mayor cantidad posible de simpatizantes para que acudan a las urnas, en una atmósfera donde las divisiones partidarias son más profundas que nunca. Si bien hoy se renuevan las 435 bancas de la Cámara de Representantes y un tercio de las 100 del Senado (en este caso, 35), los comicios determinarán más que nunca el futuro próximo de Estados Unidos, pues aquí se podría parir el regreso de Trump.
Buenos augurios para los republicanos
Las encuestas de intención de voto anticipan un escenario poco alentador para el presidente demócrata Joe Biden.
En efecto, los sondeos anticipan que los republicanos obtendrían una ganancia neta de entre 10 y 25 escaños de la Cámara de Representantes (necesitan sólo cinco para pasar a controlarla); aunque la contienda es más compleja en el Senado, donde los demócratas tienen una mayoría técnica de un solo voto.
Los republicanos aspiran a tomar también el control de la Cámara Alta, que se definirá en un puñado de estados en los que se disputan las carreras más competitivas.
Admiten la injerencia rusa
El empresario Yevgeny Prigozhin, muy cercano al Kremlin, admitió ayer que los dirigentes rusos “hemos hecho injerencia, lo hacemos y vamos a seguir haciéndola” en las elecciones de Estados Unidos, en vísperas de los comicios de mitad de mandato, en donde Moscú podría interferir esta vez a favor del republicano Donald Trump.
“Hemos hecho injerencia, lo hacemos y vamos a seguir haciéndolo. Con precaución, precisión, de manera quirúrgica, de una manera que nos es propia”, aseveró Prigozhin ante una consulta sobre la posible influencia rusa en las elecciones norteamericanas de hoy.