Luiz Inácio Lula da Silva, de 77 años, asumió hoy la Presidencia de Brasil para un mandato de cuatro años, al jurar en el Congreso Nacional, acompañado por una multitud de 300.000 personas en la Explanada de los Ministerios, en la capital Brasilia.
El Presidente brasileño asumió su tercer mandato luego de haber gobernado el país entre 2003 y 2010 y luego de haber estado 580 días preso en forma ilegal por parte de la Operación Lavajato razón por la cual estuvo inhabilitado de participar en los comicios de 2018 vencidos por el saliente presidente, Jair Bolsonaro, quien abandonó el país el viernes al viajar a Estados Unidos.
En su discurso, Da SIlva, aseguró hoy que se termina «el proceso de destrucción nacional» dejado por su antecesor Jair Bolsonaro, durante el discurso de asunción en el cargo ante el Congreso.
«Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unión, la integridad y la independencia de Brasil», expresó el líder del PT con la mano en la Constitución, ante un auditorio colmado, entre quienes estaban el mandatario argentino Alberto Fernández.
Lula Da Silva, que tendrá mandato hasta el 31 de diciembre del 2026, aseguró que su asunción es la «victoria de la democracia» ante las «amenazas» de los sectores de la derecha que aún no reconocen su triunfo.
«Fue la democracia la gran victoriosa», que «superó» las «más violentas amenazas a la libertad del voto», apuntó en referencia a la campaña contra el sistema de votación que libró Bolsonaro, su rival en las elecciones de segunda vuelta de octubre pasado.
«Bajo los vientos de la redemocratización decíamos: ¡dictadura nunca más! Hoy, tras el terrible reto que hemos superado, debemos decir: ¡democracia para siempre!», enfatizó Lula Da Silva.
Según dijo, «el diagnóstico que recibimos del Gabinete de Transición es terrible».
«Los recursos sanitarios se han vaciado. Han desmantelado la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología. Destruyeron la protección del medio ambiente. No dejaron recursos para comidas escolares, vacunación, seguridad pública», lamentó.
El jefe de Estado brasileño se comprometió a asistir a las capas más pobres de la sociedad.
«Ninguna nación se ha levantado ni puede levantarse sobre la miseria de su pueblo. Este compromiso empieza por garantizar un Programa Bolsa Família renovado, más fuerte y más justo para atender a los que más lo necesitan», indicó.
En ese sentido, sostuvo que las primeras medidas del Gobierno tendrán como prioridad «rescatar a 33 millones de personas del hambre y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileños que han soportado la carga más pesada del proyecto de destrucción nacional que hoy termina».