Con un alto el fuego temporal en ciudades clave como Mariupol (sudeste), Járkov o Sumi (ambas en el norte) para propiciar un “corredor humanitario” que volvió a fracasar (ver Corredores…), las tropas rusas atacaron con fuerza ayer en el sur de Ucrania, donde han bombardeado la ciudad de Mikolaiv, entre la localidad de Jersón, capturada la pasada semana, y Odesa, la principal urbe en la costa del mar Negro, bajo control de las autoridades ucranias.
Mikolaiv, de 480.000 habitantes y con uno de los tres puertos más grandes del país, está bajo un intenso fuego ruso desde hace días con el objetivo de romper la resistencia para avanzar hacia Odesa (casi un millón de habitantes), un punto central de control de la costa hacia el mar Negro. Los ataques se han concentrado también con Járkov, al norte del país, mientras las tropas rusas estrechan el cerco de Kiev, que se prepara para resistir la mayor embestida de la guerra.
Un dato revelado por un alto funcionario de defensa de Estados Unidos generó preocupación: aparentemente, el Vladimir Putin ya desplegó casi la totalidad de las más de 150.000 fuerzas que había preestablecido fuera de Ucrania antes de la invasión. “Esa es nuestra mejor estimación en este momento”, dijo el funcionario a los periodistas, hablando bajo condición de anonimato, quien agregó que las fuerzas rusas han disparado más de 625 misiles contra objetivos ucranianos y que el Pentágono ordenó durante el fin de semana el envío de 500 tropas adicionales a Europa, lo que elevaría el número total de fuerzas estadounidenses allí a unos 100.000.
Por lo pronto, el propio Ministerio de Defensa ruso anunció que prepara ataques “de precisión de largo alcance” contra las fábricas de material militar ucraniano. Estos ataques, argumentó, forman parte de la “desmilitarización de Ucrania” que reclama Moscú, que emplazó a la población civil a evitar este tipo de instalaciones. En respuesta, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, advirtió que estos ataques suponen un “asesinato deliberado”. “Muchas de estas industrias se construyeron hace décadas, durante el gobierno soviético. Se construyeron en entornos urbanos. Miles de personas trabajan en ellas. Cientos de miles viven cerca. Es un asesinato, un asesinato deliberado”, afirmó el mandatario ucraniano.