Miles de sirenas que sonaban ininterrumpidamente ayer en las quince principales ciudades de Ucrania alertaban sobre el inicio de la más temida pesadilla para el país invadido: el comienzo de la embestida final de Rusia para tomar toda la costa este. Más de 240 vuelos de la aviación rusa bombardeando objetivos y las maniobras de avance sobre nueve ejes hacia el este y el sur del país, precedieron desde la madrugada del lunes lo que de hecho la televisión de Kiev consideró “el comienzo de la ofensiva final de Rusia” sobre la rica región del Donbas, formada por las provincias de Donetsk y Lugansk.
“Aún no se han iniciado las grandes batallas que esperamos, pero podemos decir que la ofensiva (rusa) ha comenzado”, alertó el consejero del ministro del Interior ucraniano Vaym Denyeseko, quien informó que los rusos “están acumulando y desplegando sus fuerzas”. “Según nuestras informaciones, el enemigo ha casi finalizado su preparación para un asalto en el Donbass. El ataque empezará muy pronto. Al mismo tiempo, el Ejército ucraniano está listo” para enfrentarlo, agregó luego el vocero del Ministerio de Defensa ucraniano, Oleksandr Motuzianik.
Poco antes, la 36º brigada de la Marina ucraniana había informado en un dramático mensaje que se preparaba para la “batalla final” en la estratégica ciudad de Mariúpol, tras un asedio de más de 40 días, luego de agotar sus municiones, lamentando la falta de ayuda “del mando del Ejército y del presidente” Volodomir Zelenski. “Hoy va a ser probablemente la batalla final ya que nuestras municiones se agotan (…) Esto implica la muerte para algunos de nosotros y el cautiverio para otros”, anticipó la unidad, que explicó que “estamos desapareciendo poco a poco: no sabemos qué pasará, pero les pedimos que se acuerden (de nosotros) con una palabra amable”.
Ya por la tarde, las milicias prorrusas de la región informaron que habían tomado el puerto de Mariúpol, en el mar de Azov, que se descuenta caerá en las próximas horas. “Era una ciudad de medio millón de habitantes. Los ocupantes la sitiaron y ni siquiera permitieron que se llevara agua y alimentos. Los rusos destruyeron totalmente Mariúpol y la quemaron hasta reducirla a cenizas”, se quejó a su vez el propio Zelenski en un mensaje por videoconferencia a la Asamblea Nacional de Corea del Sur, donde reclamó respaldo armamentístico para enfrentar la embestida rusa, aunque al mismo tiempo desafió a Putin: “Estamos listos”, insistió.
El propio alcalde de Mariúpol, Vadym Boychenko, reveló que más de 10.000 civiles han muerto en esa ciudad del sudeste desde que Rusia invadió al país, aunque consideró que los muertos –que “cubren las calles de nuestra ciudad”, dijo- podrían ser más de 20.000.
Hasta el canciller austriaco, Karl Nehammer, emitió un pronóstico oscuro luego de reunirse en Moscú con el presidente Vladimir Putin, en la primera visita de un dirigente europeo a Rusia. “No tengo una impresión optimista de esta conversación con el presidente Putin. Es evidente que se está preparando una ofensiva a gran escala (en el este de Ucrania)”, dijo Nehammer desde Moscú, a la vez que confesó que tuvo “una charla muy directa, abierta y dura” con Putin, a quien le transmitió que “en una guerra solo hay perdedores en ambos lados”.
Los analistas especulan finalmente con que Putin quiere asegurar una victoria en el Donbass antes del desfile militar del 9 de mayo en la Plaza Roja, que marca la victoria soviética sobre los nazis, aunque también advierten que “la batalla durará varios días”.