Rusia avanza con su estrategia de dañar la infraestructura energética ucraniana, tanto para civiles como para el ejército. A raíz de los ataques contra centrales eléctricas, Kiev informó que durante el fin de semana más de 1.500.000 personas estuvieron sin luz.
En tanto, ayer el Kremlin informó la destrucción de un depósito de la Fuerza Aérea. “Un depósito con más de 100.000 toneladas de carburante para las fuerzas aéreas ucranianas fue destruido cerca de la localidad de Smela, en la región central de Cherkasy”, comunicó el Ministerio de Defensa ruso. También se produjeron daños en la localidad de Alekseyevka, en la sureña Dnipropetrovsk, la provincia natal del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Allí, las tropas rusas destruyeron una instalación de almacenamiento de petróleo con combustible diésel para equipos militares de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Por otra parte, continúa la tensión en la sureña ciudad de Jersón donde Moscú pidió evacuar a la población urgentemente ante posibles ataques ucranianos contra civiles. Desde Kiev desmintieron que los ataques estén dirigidos a la ciudadanía. No obstante, crecen las acusaciones cruzadas.
Las autoridades prorrusas de Jersón afirmaron que las fuerzas ucranianas mataron a cuatro personas al bombardear un puente utilizado para la evacuación de miles de civiles. Ucrania lo desmintió: “No atacamos infraestructura crítica. No atacamos localidades pacíficas o población local”, dijo la vocera militar ucraniana, Nataliya Gumenyuk. Mientras tanto, miles de ciudadanos son evacuados desde el puerto hacia Rusia. Al momento, cerca de 25.000 personas abandonaron sus hogares. Para Ucrania, estas evacuaciones son en realidad una “deportación masiva”.