El Partido Popular (PP) anticipó las elecciones en Castilla y León, un territorio que históricamente ha apoyado a los populares, esperando un triunfo arrollador, pero logró ganar por apenas un punto Psoe, partido oficialista a nivel nacional, y no podrá gobernar sin el apoyo de la extrema derecha de VOX.
Las elecciones para autoridades regionales de Castilla y León se empaparon de las disputas nacionales polarizadas entre el PP y el Psoe.
La confianza del PP sobre su hegemonía los llevó a romper su alianza con el partido de derecha, Ciudadanos, y adelantar las elecciones esperando conseguir una mayoría propia, sin embargo, tras los resultados de ayer, ahora su gobierno depende del apoyo de VOX, que pasó de 1 a 13 bancas, y dejó atrás la ilusión de poner al Psoe como perdedores absolutos.