El 12 de mayo de este año los cordobeses elegiremos gobernador, vice y 70 legisladores que integrarán la Legislatura provincial, del 10 de diciembre de 2019 al 10 de diciembre de 2023. En la ciudad capital, también elegiremos intendente, vice y 31 concejales que integran el Concejo Deliberante, por el mismo período.
Esta será la décima elección de autoridades provinciales y municipales, desde la recuperación de la democracia representativa en 1983. Esta vez, se realizarán el mismo día. La decisión de la fecha fue del gobernador, Juan Schiaretti, y la decisión de la simultaneidad fue del intendente, Ramón Javier Mestre.
En la provincia, los primeros cuatro períodos fueron para gobernadores oriundos de la Unión Cívica Radical (UCR), sin alianzas. Los siguientes cinco fueron para Unión por Córdoba (UPC), la alianza liderada por el Partido Justicialista (PJ). En total, los cordobeses hemos tenido cuatro gobernadores, incluyendo al actual mandatario provincial.
Eduardo Angeloz fue el primer gobernador de la nueva democracia, elegido en 1983. Luego, fue reelegido en 1987, gracias a una reforma constitucional que lo tuvo como principal beneficiario. Mario Negri fue su vicegobernador. Finalmente, fue re-reelegido en 1991, merced a una cuestionada interpretación de la constitución reformada.
Lamentablemente para él, sus seguidores y la UCR, Angeloz renunció antes de concluir su tercer mandato consecutivo. Su sucesor fue Ramón Bautista Mestre, quien se hizo cargo del Poder Ejecutivo provincial cinco meses antes del plazo constitucional, en medio de una gran crisis económica y social.
Ramón Mestre quiso ser reelegido. Su mandato vencía en julio de 1999, pero adelantó las elecciones a diciembre de 1998. La estrategia del adelantamiento fracasó. José Manuel de la Sota ganó esos comicios y se hizo cargo del gobierno provincial siete meses después, tras una transición inédita, tan larga como exitosa.
Si Ramón Mestre hubiera ganado aquellas elecciones, la Unión Cívica Radical habría extendido a 20 años su permanencia en la Casa de las Tejas, como se llamaba a la sede del gobierno provincial por aquellos años. Dos décadas, es decir, el mismo tiempo que llevará Unión por Córdoba conduciendo los destinos de Córdoba.
Angeloz se fue porque no pudo gestionar la crisis del año 1995 y se vio obligado a renunciar, después de gobernar durante 11 años y medio. Mestre se fue porque perdió las elecciones del año 1998 y no pudo renovar su mandato, por decisión del electorado cordobés. El poder abandona a los gobernantes, nunca es al revés.
La decisión es cordobesa
El 10 de diciembre de este año, la democracia cumplirá 36 años. Ese día vencerán los mandatos de las actuales autoridades e iniciarán los de las autoridades elegidas. Ese día, Unión por Córdoba cumplirá 20 años de gobierno provincial. La Unión Cívica Radical, por su parte, cumplirá 24 años de gobierno municipal.
Como dijimos, los cordobeses hemos elegido cuatro gobernadores, dos radicales, que completaron 16 años, y dos justicialistas, que completarán 20 años. En el caso de la Ciudad de Córdoba, la alternancia ha sido mayor. Ni mejor ni peor, mayor.
Los capitalinos hemos elegido seis intendentes. Los dos primeros completaron 16 años de mandato: Ramón Bautista Mestre, de 1983 a 1991, y Rubén Américo Martí, de 1991 a 1999. El actual, Ramón Javier Mestre, completará ocho años, de 2011 a 2019. Entre los tres, 24 años de gobiernos radicales, dos tercios del total.
Entre los dos primeros y el actual, pasaron Germán Kammerath, propuesto por Unión por Córdoba, y dos intendentes del Frente Cívico: Luis Juez y Daniel Giacomino. Por diversas razones, ninguno fue reelecto. Kammerath quiso pero no pudo, Juez pudo pero no quiso y Giacomino no quiso ni pudo.
El Partido Justicialista y sus socios en Unión por Córdoba irán por la continuidad en la provincia y el cambio en la capital. La Unión Cívica Radical y sus socios en Cambiemos irán por la continuidad en la capital y el cambio en la Provincia. A diferencia del intendente Mestre, el gobernador Schiaretti puede ser reelegido.
Es una verdad de Perogrullo, pero vale la pena recordarla: el intento de perdurar en el poder no es propio de un partido ni de una alianza. Todos, sin excepciones, caen en la misma tentación. Nadie deja el poder por iniciativa propia. La regla es “continuemos nosotros y que cambien los otros”.
La alternancia o la continuidad son favorables o perjudiciales según el desempeño de los gobernantes de turno. No toda alternancia es buena ni toda continuidad es mala. Si su desempeño es aceptado por la sociedad, los gobernantes (sus partidos o alianzas) merecen continuar. Si es rechazado, merecen irse.
Mientras tanto, muchos se preguntan qué quiere el presidente de la Nación, Mauricio Macri, para Córdoba, el distrito electoral que le dio el triunfo en segunda vuelta. ¿Continuidad o cambio, en la provincia o en la capital? Independientemente de lo que quiera, en medio de la crisis que sufre el país, poco y nada puede hacer. Para bien de los cordobeses, estas elecciones se deciden en Córdoba.