Un fantasma recorre la globalización en descomposición, el fantasma del populismo de ultraderecha. Esa sombra fantasmal, en un inicio difusa y hoy más nítida, tuvo su primer éxito con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, y terminó de solidificarse con la llegada de Jair Bolsonaro a Brasil. Un tercer vértice de este triángulo lo encontramos en la Europa de Matteo Salvini (Italia), Víktor Orban (Hungría), Marine Le Pen (Francia) y Vox (España). Y como articulador de este fenómeno monstruoso, encontramos un nombre: Steve Bannon, quien fue durante siete meses el jefe de estrategia y asesor presidencial de la Casa Blanca.
¿Quién es Steve Bannon? Ex banquero, fue conocido por ser el director ejecutivo de Breitbart News, la web referencia de la ultraderecha “antiestablishment” en Estados Unidos, desde donde se impulsó la creación del movimiento “Alt-right” (derecha alternativa, un eufemismo para nombrar al supremacismo blanco), y que lo catapultó para ser el jefe de campaña de Trump, y posterior hombre fuerte de la Casa Blanca hasta su dimisión en agosto de 2017.
Pero en realidad esa dimisión fue el momento de despegue para un Bannon que ha sabido leer y aprovechar muy bien el momento gramsciano donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer. Un momento histórico de crisis terminal del capitalismo en un mundo multipolar donde el proyecto de globalización neoliberal de las élites económicas ha entrado en crisis, y donde surgen, en ese claroscuro, los monstruos.
Hasta entonces, Bannon había comenzado a “testear” algunas ideas mediante Cambridge Analytics, la consultora que succionó datos de 50 millones de usuarios de Facebook y los utilizó para manipular psicológicamente la elección que dio la victoria a Trump en Estados Unidos.
Pero es un año después, en agosto de 2018, que Bannon se reúne con Eduardo Bolsonaro, actualmente el diputado federal más votado de la historia de Brasil con casi 2 millones de sufragios, y acuerdan colaborar para llevar a su padre, Jair “Mesías” Bolsonaro, a la presidencia de Brasil. El resultado es conocido, y Bolsonaro representa el triunfo de un monstruo de ultraderecha en el país más grande de América latina.
De nuevo otra red social, como sucedió en EE.UU., en este caso WhatsApp (propiedad también de Facebook), resultó determinante en la amplia ventaja que obtuvo Bolsonaro en la primera vuelta, y en el resultado final de la segunda, creando todo un ecosistema de “fake news” que se transmitían por el sistema de mensajería, y mediante la micro segmentación y el uso del “big data”, terminaron deconstruyendo la realidad política al mismo tiempo que construían una paralela en el imaginario de la población.
Tanto en Estados Unidos como en Brasil, el mensaje que se iba alentando era similar (con las especifidades propias de cada país): la lucha contra el marxismo cultural y la ideología de género, además de un discurso crítico con los medios de comunicación masivos parte del establishment (sean estos CNN o Globo), apelando a los miedos y aspiraciones de los sectores populares.
A partir de esta ideología de ultraderecha, de la experiencia en Breitbart y como forma de articular y expandir la “Alt-right”, Bannon creó “The Movement” (El Movimiento) y puso su mirada en una Europa donde por mucho tiempo el único partido de ultraderecha con músculo político era el Frente Nacional, de Marine Le Pen (que llegó a ganar unas elecciones europeas en Francia con el voto antiinmigrante de la clase obrera blanca).
“The Movement” nace en Bruselas, nada es casualidad, pues desde ahí opera su aliado Partido Popular Belga, y tiene su sede el Parlamento Europeo, el próximo objetivo de Bannon, quien intentará crear un grupo de euroescépticos y populistas de ultraderecha, tras las elecciones europeas de mayo de este año. Los primeros que conformarán este Eurogrupo son los partidos de los primeros ministros de Italia, Matteo Salvini, y Hungría, Víktor Orban, así como el partido ultraderechista español Vox, cuyo contacto con Bannon es Rafael Bardají, ex asesor de la fundación Faes de José María Aznar. Vox acaba de obtener 10 por ciento de los votos en las elecciones en Andalucía (cuyo tamaño es similar al de Portugal), siendo decisivo para desbancar al PSOE y darle la presidencia al PP, y puede ser la gran sorpresa en las próximas elecciones europeas en España. Pero, además, los tentáculos de “The Movement” ya tienen ramificaciones en Alemania (AfD), Austria (FPO), Polonia (PiS), Suecia (SD), Finlandia (Perussuomalaiset) o Reino Unido (Ukip).
El Eurogrupo que surja tras las elecciones de mayo podría ser el segundo más numeroso, con un programa radical de ultraderecha contra la migración, el islam y el feminismo, y en defensa de la seguridad y las fronteras. Con este nuevo mapa político en la Unión Europea, junto con los Estados Unidos de Donald Trump y el Brasil de Bolsonaro, se conforma un “trivote” lleno de monstruos. Y detrás de estos monstruos, la figura de Steve Bannon crece, articulando una alternativa global de ultraderecha a la globalización neoliberal.