Dirá el lector: Allende, te volviste cordobesista”. Nada más lejano. A los tantos problemas que causó el Covid en Argentina, se le agrega la creciente escisión entre lo que acontece dentro del perímetro del Gran Buenos Aires (fundamentalmente en la CABA), de lo que ocurre en el 99% restante (leyó bien) del territorio nacional.
Todas las provincias padecen este drama. En tanto, los principales dirigentes nacionales fundan su magnitud en ese espacio. El porteño Presidente; la platense Vicepresidenta; el tigrense (y poderoso) Presidente de la Cámara de Diputados; o el influyente jefe de su bancada oficialista (retoño vicepresidencial), quien inició una intensa ofensiva (respaldada por Alberto en reuniones reservadas) para conducir el PJ bonaerense. En la oposición, el porteño ex Presidente de la Nación; el actual Jefe de Gobierno de la CABA; la ex Gobernadora de Buenos Aires; o la también porteña presidenta del PRO, no se quedan atrás. El resto, se acomoda como puede.
Problemas principales se tratan por un conjunto reducido de personas extraídas de diferentes tribus bonaerenses o capitalinas. Los pocos dirigentes que llegando desde otros distritos pueden ubicarse en algún ámbito decisional legislativo, ejecutivo o judicial, se atrincheran en la Capital sin regresar a casa: es demasiado lo que pueden perder.
La concentración alcanzó un grado superlativo, mientras los dramas se multiplican y la cosmética ya no disimula fracasos que ni siquiera se pueden achacar a la pandemia (aunque se originen en la necesidad de contenerla).
Los que dicen saber (y se ratifica en el acto del viernes pasado, en un Estadio Único de la Plata solo animado por dirigentes bonaerenses o capitalinos), enfatizan que Cristina sigue decepcionada con Alberto. Inicialmente tolerante con que el Presidente se rodee con funcionarios de confianza, hoy exige que los amigos presidenciales que no funcionan (y alguna que sí funciona pero que detesta) se vayan. Reclama: ¿por qué no procurar convocar cuadros que ya han gestionado despachos importantes durante sus mandatos, o el de Néstor? Pero también fallan vacas sagradas, como Ginés González (desdibujado entre un ritmo que parece superarlo, y graves luchas intestinas), o Felipe Solá (a quien ya no le alcanza con hacerse el tonto, como alguna vez recomendó para hacer carrera, achacado por internas y errores no forzados). Entre los que aportan, cuenta el poco querido Guzmán, y se afirman los intendentes del conurbano: los dinámicos Katopodis (contento por las permanentes consultas de CFK en el mencionado acto), y Ferraresi (con la difícil tarea de contrarrestar la pésima gestión de María Eugenia Bielsa).
Aún confirmando el enojo de CFK, las mismas fuentes señalan su prudencia. Ella advierte a los suyos que las cartas abiertas no pueden reiterarse, pues se harán cotidianas. Sus mensajeros a Olivos, tampoco: aburrirán por previsibles. Como lo advertía aquel Perón que tras algunas semanas en su casa de Gaspar Campos (regresando en 1972), levantaba súbitamente campamento para no volverse parte del paisaje habitual hasta tanto ello fuera indispensable, quizá la presidenta del Senado deba replegarse para seguir siendo -parafraseando al General de ese tiempo- la madre eterna”.
¿Pero dónde hacerlo? La gravitación capitalina es tan poderosa que, aún ella, dos veces Presidenta, vacila entre hundirse en el Calafate o permanecer firme en el teatro de operaciones.
Mientras tanto, el albertismo black palate”, que no existe pero en realidad sí (probablemente a la fuerza, porque alguien tiene que conducir el Gobierno y dar órdenes al resto) descuenta una descompresión. Respetuosos de una oposición que por primera vez en la historia contemporánea funge como un partido conservador capaz de mantener los fierros” suficientes para no perder aliados y asegurar el aporte del poder permanente (empresas y medios hegemónicos), saben que hay que mejorar en 2021 (electoral). Confía el albertismo en que los astros (Putin, el FMI, la soja, los Tribunales) se alinearán durante el primer semestre. Se recuperaría parte de los 11 puntos de PBI perdidos en 2020; mientras la población accede a las vacunas Sputnik y se mantiene estable el dólar. No solo Cristina ha pedido cambios, algo se concretará”, relativiza. La Cámpora ya conduce los espacios principales y en los próximos meses mejorará el clima judicial”, aseguran con misterio. Las provincias no darán problemas” asegura: nosotros sostenemos la obra pública en todo el país”.
Nos detenemos en Córdoba y se afirma: lo que pasó en Río Cuarto es el camino, no hay margen para partidos provinciales. Tendremos acuerdo más temprano que tarde”. Y resume: llegamos bien a la elección”. Pregunto por la PASO, y la carcajada es contundente: ¡Pero, papá! -más porteño que nunca- ¡No va a haber PASO! ¡Lo pidieron los gobernadores!”
Lejos, Buenos Aires, lejos de todos… ¡Felices fiestas!