“El Congreso es un nido de ratas que decide sobre economía» despachó el jueves pasado Cristiano Rattazzi desde el atril que le sirvió la Bolsa de Comercio de Córdoba en sus habituales almuerzos de coyuntura. El ex CEO de Fiat Group en Argentina habló sin filtros y muchos festejaron la ocurrencia, otros en cambio recordaron cuando el ítalo-argentino defendía valores democráticos y era fiscal partidario de Juntos por el Cambio en una mesa de la Escuela Padre Mario de Gonzalez Catán, en 2019.
Los aplausos y las risas que sonaron en el auditorio reflejan de algún modo a una comunidad de empresarios que parece desenganchada de la suerte de la comunidad donde están insertos y donde hacen negocios. Vapulear a un poder del estado y luego exigir seguridad jurídica en otros foros puede que resulte contradictorio.
Pero no todos festejan esas expresiones y en algunos rubros ya se siente fuerte el impacto de algunas políticas que no contemplan la agenda industrial. La apuesta a construir un sistema productivo que se enfoque en el mercado externo es una buena noticia para sectores como el agroexportador, la minería o el petróleo, pero no lo es tanto para quienes dependen de un mercado interno dinámico. La caída del consumo de bienes básicos ya se nota en fabricantes de alimentos o indumentaria pero también en las cadenas comerciales que involucran. Ni hablar de las empresas constructoras que apostaron por la regularización de la macroeconomía y el blanqueo pero que no repuntarán con sus ventas sin crédito y para eso hacen falta mejores ingresos en los posibles tomadores de préstamos.
Las deudas que impactan en 9 de cada 10 familias también encienden luces amarillas entre las PyMES: el periodista Ignacio Olivera Doll publicó en Bloomberg que la morosidad en tarjetas creció a un máximo en los últimos tres años y los cheques rechazados alcanzaron un pico solo comparable a 2020. De a poco las empresas empiezan a ver cómo se cierra el mercado de capitales.
La espesa realidad de la economía y sus números permiten a los políticos construir un argumento desde donde criticar a Milei. En su reciente aparición pública en la Universidad de Morón, el ex gobernador Juan Schiaretti dijo que “el dólar está atrasado de manera artificial” y aunque no resulte una premisa muy elaborada sabe que golpea donde el gobierno siente que le duele. Es que el ancla cambiaria es la garantía de baja inflación, único combustible de la maquinaria electoral de La Libertad Avanza.
Por su lado Martín Llaryora hizo una serie de publicaciones en redes, uno de los escasos espacios donde rompe el silencio, para defender el INTA. Es consciente de la valoración de la entidad entre los productores agropecuarios que reconocen el trabajo de sus técnicos e ingenieros a través de las estaciones experimentales y centros de extensión y aspira a reforzar su imagen entre el electorado de la zona núcleo. No faltó en el contenido del tuit el hit repetido sobre “las malditas retenciones” tan frecuente en las expresiones del gobernador.
Desde el Panal un funcionario exteriorizó alguna preocupación por alguna crítica seguida de escalada viral en redes por parte del Presidente, pero las disipó rápido al comprobar lo concentrado que está el mandatario en su gira por Europa e Israel con disertaciones en foros de la derecha internacional.
Intendentes con cajas vacías
Los jefes municipales de todos los signos políticos ingresaron al complicado mes de junio donde deben hacer frente a los aguinaldos y que se suma a las crecientes erogaciones por el retiro de aportes de programas nacionales de obras públicas y asistencia social. Por eso no dejan de asistir a cuanta reunión se ofrezca con referentes provinciales que activan encuentros en las distintas regiones.
El cordobesismo no deja pasar oportunidad para armar con intendentes radicales a los que ofrece asistencia y recursos intentando captar voluntades dispuestas a saltar de vereda. Las gestiones del radical Orlando Arduh, funcionario del Ministerio de Gobierno, desató la bronca de los mandatarios peronistas que se sienten postergados o de los opositores que aspiran a retomar el poder o ganarlo en 2027 y entienden que esos recursos fortalecen a gestiones de distinto signo político.
Ese panorama se acentúa cuando la vicegobernadora Myrian Prunotto pisa el territorio con sus habituales recorridas por pueblos y ciudades sin prestar atención a los referentes de Hacemos por Córdoba. “Esto pasa porque ya no tenemos las estructuras regionales que comandaban la organización y gestionaban la llegada de recursos” dijo un ex intendente del PJ.
La referencia en tiempos de De la Sota eran los caciques departamentales que articulaban la política en sus regiones como el desaparecido Carlos Alessandri en Calamuchita, el detenido con domiciliaria Oscar González en Traslasierra o en Punilla Carlos Caserio, que hoy juega en otras ligas del peronismo. Un ex integrante de la Mesa Provincia Municipios graficaba: “No se puede construir con los jefes comunales desde un despacho en El Panal, hace falta salir a la ruta y tener referentes que jueguen de local”.