Un buen diagnóstico es el comienzo de un buen plan de acción, sea para quien fuere. Analizar críticamente las propias afirmaciones previas, para confirmarlas o rechazarlas, es intelectualmente honesto e imprescindible en la búsqueda de verdades. Además, es necesario incorporar otras lecturas igualmente autocríticas y honestas, y datos verificables que permiten explicar lo ocurrido sin desacreditar a los votantes que mayoritariamente eligieron una alternativa, aunque se dude que con ello hayan aprobado todo lo que el candidato ganador enunciaba, muchas de las cuales han cambiado o ha renunciado a cumplirlas.
Los dogmas como verdades aceptadas sin críticas ni examen son un freno en las aspiraciones de representación de grandes grupos de población, especialmente los más desfavorecidos. Entre ellos, la justicia social, que en la realidad muchas veces no es percibida por grandes grupos de población sumergidos en el hacinamiento, la informalidad y la pobreza de ingresos, sin futuro para las nuevas generaciones que ni siquiera logran reconocer.
También las cuestiones de género, machismo y patriarcado han quedado reducidas a dogmas, pero que no incluyen otros indicadores, como los suicidios de mujeres (que son el doble de los femicidios); de varones (que son diez veces más); ni programas de apoyo a todos quienes generan y sufren los efectos de ese anacrónico machismo.
Otro de los dogmas es “el Estado presente”, que se contrapone contra “la mano invisible del mercado”, donde ambos dogmas desdeñan y combaten las iniciativas de las Entidades de la Economía Social y Solidaria (EESS) que han crecido en el interior del interior ante la ausencia del Estado y las empresas lucrativas.
En el ballottage esos dogmas se hicieron visibles entre quienes no son alcanzados por los principios rectores de los movimientos con pretensiones de representar a las mayorías populares, por lo que jóvenes, varones, trabajadores informales o poblaciones del interior votaron mayoritariamente a las alternativas que representaban mejor un “cambio”.
Muchas medidas que podría tomar el presidente electo Javier Milei serías vía un simple decreto o con un Decreto de Necesidad y Urgencia (que mantendría su vigencia por lo menos hasta marzo, cuando sesione en forma ordinaria el Congreso), más allá de las leyes que requerirá de un Congreso en el que es absoluta minoría, aún con sus actuales aliados.
Alfredo Serrano Mancilla, director de Celag, hizo una interesante autocrítica respecto de sus predicciones respecto a las buenas posibilidades de Massa de captar el voto indeciso, ante la evidencia que, salvo en la situación económica, esos ciudadanos lo valorizaban mejor que a su adversario, pero éste resultó finalmente ganador al captar la mayoría de esos indecisos. Más allá de la honesta manifestación del error de ponderación de las prioridades de los ciudadanos al decidir su voto, el análisis de Celag pone en duda que el apoyo a Milei lo sea por todas las propuestas que hizo, y que, mucho menos, esas medidas y sus consecuencias sean aceptadas mansamente por sus votantes.
Otro elemento a considerar son los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del 4to trimestre de 2022, respecto del acceso a tecnología de las personas, en donde sólo el 39,2% las utilizan (y el 88,4% usan internet). El dato es insoslayable, en la medida que, por primera vez, las redes a las que acceden se poblaron de twits, videos (Tik-Tok, Instagram, Facebook) y chats (whatsapp) que, mayoritariamente, se correspondían con mensajes favorables a Milei y cuestionaban a Massa.
No es extraño, entonces, observar que las únicas provincias en donde triunfó Massa son aquellas con más baja conectividad a internet (Formosa y Santiago del Estero), o con un aparato electoral más intenso (Provincia de Buenos Aires), que, aun así, fue mucho menor de lo esperado.
Así, los dogmas sostenidos por los movimientos populares que no son percibidos o son percibidos como negativos por importantes sectores de la población; la incredulidad o menor ponderación de los aspectos negativos de las propuestas de Milei, proyectada a través de redes sociales a las que acceden una enorme mayoría de los votantes, explican, en parte, lo ocurrido en el ballottage.
Esta explicación impone a todos planes de acción que se correspondan con este diagnóstico. Acciones que requerirán cambios sustanciales en los próximos cuatro años. Por parte de los movimientos populares, requiere cuestionar sus dogmas y su alcance, y contrastarlos con la realidad en jóvenes, trabajadores informales o precarios en el Estado, del conurbano bonaerense y en el interior del interior. Por parte del gobierno que asumirá en los próximos días y sus recientes aliados, será necesario ponderar la consistencia del apoyo recibido en el ballottage, que no se condice con su representación parlamentaria decida en las elecciones generales de octubre, tampoco en las provinciales.
Más aun ante la endeblez de sus recientes alianzas, que sólo alcanzarían para evitar un juicio político, pero muy lejos de alcanzar el quorum para sesionar en ninguna de las dos cámaras legislativas, e inclusive su propia representación parlamentaria, que, reclutada de modo apresurado, puede no responder a su gestión en la medida que algunos fueron excluidos de su rol dirigencial y los cargos a los que aspiraban.
Un tiempo fundacional tras unos resultados enmarañados.