Por Eduardo Ingaramo
En la ventana de Overton se descartan aquellas ideas impensables y las radicales propuestas por partidos que impulsan mayor o menor libertad individual e incluyen lo que se considera aceptable, sensato o popular en ambas alternativas de más o menos libertad individual, además de aquellas que pueden ser negociadas políticamente.
Por ejemplo, que todo se someta a la reivindicación colectiva de las minorías –sexuales, étnicas, etc.- de las izquierdas y las referidas a someter la educación a lo que decida cada familia sin intervención y ayuda del Estado de las derechas, no parecen haber logrado la aceptación necesaria por ser muy radicales.
Según esta teoría, los dirigentes políticos buscarían ideas que sean aceptables, sensatas, populares o simplemente consensos políticos que les permitan llevarlas a cabo.
Joseph Lehman, continuador de Overton a su muerte explica que, generalmente los cambios en políticas públicas vienen después de cambios en la política, que a su vez siguen a cambios sociales; las políticas más duraderas son aquellas apoyadas por fuertes movimientos sociales.
También señala que los dirigentes más audaces proponen ideas impensadas y radicales con las que procuran correr hacia su lado la ventana de Overton de lo que se considera aceptable, sensato o popular.
Para ello, es necesario un fuerte liderazgo carismático y/o exponerse a perder simpatizantes por lo que las ideas más rupturistas son enunciadas al inicio de la gestión cuando el dirigente tiene mayor aceptación o todavía puede atribuir los resultados al anterior gobierno.
Como ejemplo, podemos mencionar la tenencia o portación individual de armas o la venta de órganos para trasplantes, han sido propuestas radicales que han debido olvidarse en una sociedad que rechaza mayoritariamente la “justicia por mano propia”, la pena de muerte y la donación voluntaria.
En lo económico, la propuesta inicial del actual gobierno de “dolarización, eliminación del peso y del Banco Central” con una enorme deuda y sin reservas suficientes ha derivado en propuestas más sensatas de “competencia de monedas”, que no es más que lo que viene ocurriendo hace años en nuestro país.
Del lado de la oposición, las ideas de intervención del Estado en todos los ámbitos –el llamado “Estado Presente”-, inclusive en aquellos en los que no es eficaz por dejar fuera a muchos de sus votantes con trabajos no registrados, está siendo moderada por diversas propuestas que buscan aumentar la importancia de la sociedad civil y Pymes en los procesos productivos, sociales y ambientales.
Esta es la situación de los dirigentes argentinos hoy. Milei es uno de esos dirigentes audaces aunque muchas de sus propuestas iniciales ya se han moderado, ha logrado imponer como popular la idea del “déficit cero” al menos mientras la inflación se reduce y aunque algunos de los economistas que lo acompañaron cuestionan por falaz y otros que provienen del otro extremo lo cuestionan por la forma en que se logró.
A poco que se profundiza en las razones del apoyo popular que sostiene, se nota que la mayoría de la población “sabe que miente” pero no les importa mientras logre el objetivo de frenar la inflación, mientras que muchas de sus propuestas –políticas universitarias, eliminación de medicamentos gratis y menores haberes a los jubilados, etc.- no son aceptadas.
Por otro lado, la tendencia de CFK a reivindicar sus anteriores gobiernos, le ha impedido proponer ideas de cambios aceptables y menos aún ideas impensadas o radicales. Más tibias aún son las ideas de Mauricio Macri quien con una lista de dirigentes muy disminuida que se mudó a LLA, navega en aguas de borrasca entre permitir la absorción de su partido o exponerse a resultados negativos en las próximas elecciones.
Por ello, aunque tímidamente y sin la fuerza necesaria aun, surgen dirigentes más jóvenes como Juan Grabois, con su Argentina Humana de “tierra, techo y trabajo” y Martín Llaryora con su política del “partido cordobés”, el fortalecimiento de cooperativas y mutuales o el juzgamiento de las más importantes autoridades del servicio penitenciario, policiales, de bomberos o del ministerio de salud de su antecesor, intentan infructuosamente liderar con algo más de audacia.
También desde la oposición Ignacio Torres, gobernador de Chubut y Alex Kicillof, gobernador de Buenos Aires hacen tímidos intentos de poner en la agenda el federalismo, que aunque de origen constitucional ha sido menospreciado por décadas por la concentración de decisiones en los sucesivos gobiernos nacionales y los manejos presupuestarios establecidos desde el puerto y en especial durante el actual gobierno.
Las próximas elecciones legislativas intermedias con o sin PASO, en donde el voto suele dispersarse además de ser distrital, serán el campo de prueba de la potencia de cada uno y sus ideas en vistas a las elecciones nacionales y provinciales de 2027 que definirán los próximos poderes ejecutivos.