En la ciudad de Córdoba el enterramiento de residuos per cápita aumentó un 30% en el periodo 2010-2021/22, claro indicador del consumismo que, lejos de ser lo que realmente deberíamos replantearnos como sociedad, aumenta a pasos agigantados, siendo uno de los problemas más relevantes a la hora de hablar de mitigación del cambio climático, contaminación de los ecosistemas y agotamiento de los recursos del planeta.
En la última década, específicamente en la ciudad de Córdoba, hemos experimentado los avances del reciclaje y la economía circular, iniciada por las cooperativas de recicladores urbanos e impulsada por emprendimientos, empresas, ‘influencers’, académicos y ONGs, que en los últimos tiempos también han sido acompañadas con las políticas del Estado Municipal.
Este avance resultó en una triplicación del material que entró al circuito del reciclaje. Según datos aportados por la Universidad Nacional de Córdoba, hemos pasado de 1277 toneladas de material reciclable a 3136 toneladas aproximadamente en los últimos 10 años, sumado a otras tecnologías en auge como son el compostaje, la biodigestión y la cogeneración.
Sin embargo, esto se encuentra lejos de ser la solución sustentable que realmente tenga el impacto que el planeta necesita.
Necesitamos en primer lugar dejar claro o dar cuenta de la relación directa que existe entre residuos y consumo, algo que se ha perdido o invisibilizado, siendo la generación de residuos un excelente indicador de cuánto consumimos.
Un claro ejemplo de lo que venimos mencionando se refleja en los datos. En la última década, por cada punto porcentual de aumento de población en la ciudad, aumentaron 4 puntos porcentuales de enterramiento de residuos en piedras blancas. De 1.329.604 habitantes a 1.467.867 habitantes (10,4%). De 47.000 toneladas mensuales enterradas a 66.000 toneladas mensuales (40%).
En otros términos, el enterramiento de residuos per cápita aumentó un 30% en el periodo 2010-2021/22, si a esto le sumamos las toneladas de material reciclado y compostado, el aumento en la generación de residuos per cápita es aún mayor a 30%.
Entonces, por un lado estamos reciclando más, pero por otro lado consumimos cada vez más, por lo tanto, es importante preguntarnos ¿hacia dónde vamos? ¿A un modelo de consumismo y empaquetado excesivo que descansa en un “total” se recicla? ¿Entonces, el reciclado y el consumo son enemigos o aliados?
Lo que debemos tener claro como sociedad es que el mensaje no puede quedar solo en reciclar, reciclar es una postergación al enterramiento, muy válida y con impactos sociales, económicos y ambientales importantísimos, pero no podemos apuntar y relajarnos en eso, en sistemas de recolección de residuos que invisibilizan y nos desconectan porque más que sean eficientes no atacan el problema, y hasta pueden exacerbarlo.
Por eso proponemos otra mirada: empezar a relacionarnos con nuestros residuos, verlos, detenernos a analizar cómo y cuánto consumimos, esa es la dinámica que tiene por detrás la Separación Consciente que proponemos. Es lo que exponemos a nuestra comunidad y a nuestras empresas clientas, entendiendo que somos parte del ambiente y depende de nosotros revertir esta situación, y esto aún es posible.
En nuestra comunidad que creamos hace cinco años, las personas separan de acuerdo a la metodología EcoLink, aprenden a convivir con sus residuos y en el transcurso de 6 y 12 meses las personas generan un 30% menos de residuos reciclables (y más consumo responsable).
Las herramientas que hoy nos están ayudando a mitigar el impacto ambiental negativo no son más que eso, herramientas temporales que nos tienen que empujar a ser conscientes, del lugar en el que vivimos, de la importancia de los recursos, de nuestra conexión con la tierra/naturaleza, de nuestros hábitos. No tenemos que salvar al planeta, el planeta se regenera solo si quisiera, tenemos que buscar impactar menos desde nuestro lugar en él.