Los resultados del ajuste presupuestario que está sufriendo el sistema universitario nacional no se hicieron esperar. Por ello no debe sorprendernos que la última edición del Latin America University Rankings, elaborado por Times Higher Education (THE), refleje el retroceso que experimentaron las universidades argentinas durante el corriente año, ya que ninguna de ellas logró posicionarse entre las 50 mejores de la región, lo que representa una clara involución con relación al 2024.
Concretamente, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) fue la mejor ubicada en aquel listado regional, al ocupar el puesto 62, muy lejos por cierto de la posición 28 que había obtenido el año anterior. Le sigue la Universidad Austral, que descendió del puesto 43 al 82, y luego la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), que cayó del 52 al 89 lugar.
Los datos informados por Times son por demás contundentes y dan cuenta del fuerte deterioro de la educación superior en Argentina. En efecto, no encontramos ninguna universidad local entre las 50 mejores a nivel regional, y solamente tres -dos públicas y una privada- se ubicaron entre las 100 mejores, cuando en la edición precedente había ocho casas de altos estudios del país en ese grupo.
Cabe destacar que en este ranking fueron incluidas 223 universidades pertenecientes a 16 naciones de América Latina. De ese total, aportamos doce universidades (en 2024 fueron nueve), ocho públicas y cuatro privadas. Hay varias instituciones académicas -entre ellas, la Universidad de Buenos Aires (UBA), hoy la más importante del país- que no participaron de la medición. Según explicaron desde la propia organización, el ranking “opera de forma voluntaria”, es decir, que previamente cada universidad debe registrarse y compartir sus datos, de acuerdo a los indicadores que solicita Times.
En lo que respecta al sector público, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) se ubicaron entre los puestos 101 y 125; mientras que las universidades de Quilmes (UNQ), Rosario (UNR), del Litoral (UNL) y Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), quedaron detrás del puesto 151 del listado.
Y en cuanto a las privadas, además de la Universidad Austral, la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) se posicionó en el rango 126-150. En tanto, la Universidad Católica de Córdoba (UCC) y el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) quedaron ubicadas por debajo del puesto 151. Esto confirma, una vez más, el predominio del sistema universitario público, que cuenta con una larga y prestigiosa tradición en nuestro país.
A nivel regional, se mantiene el liderazgo de las universidades brasileñas, dado que la Universidad de Sao Pablo (USP) volvió a quedarse con el primer puesto, y en segundo lugar se ubicó la Universidad Estadual de Campinas (UNICAMP). Inmediatamente después aparece la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC), y completando el top cinco, encontramos a la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y la Universidad Estadual Paulista (UNESP); lo que implica que, entre las cinco mejores universidades de Sud América, hay cuatro brasileñas de gestión estatal. Desde Times se encargaron de resaltar especialmente la alta calificación que obtuvieron las universidades de Brasil en el rubro investigación.
Como única respuesta, frente a la contundencia que exhiben estos números, el gobierno nacional aludió a un cambio en la metodología de evaluación que habría impactado en la ubicación de las universidades argentinas dentro de la lista. Debe aclararse que, anteriormente, la puntuación de cada unidad académica se decidía por comparación con otras universidades de la región. Sin embargo, en esta ocasión Times se basó en la misma escala que utiliza para elaborar sus rankings mundiales, aplicando entonces una medición más rigurosa.
Este cambio metodológico, que consiste en evaluar a las universidades latinoamericanas con estándares globales, acaso podría ser uno de los motivos que explique semejante retroceso, pero no es el único ni el más importante. Lo que no llega a comprenderse, en este plano de análisis, es porqué la aplicación de una metodología diferente pudo haber afectado particularmente a las universidades argentinas, que ahora muestran un evidente retroceso en relación a las de otros países vecinos, como Brasil y Chile, por solo citar algunos ejemplos.
Desde nuestra perspectiva, consideramos que no puede ni debe soslayarse la crisis que atraviesa la educación superior en el país, una situación crítica que sin dudas se ha visto profundizada en los últimos dos años, debido a la falta de financiamiento estatal necesario e imprescindible para que el sistema universitario público pueda seguir funcionando con relativa normalidad.
Y tenemos la convicción de que lo anterior no obedece a razones meramente económicas o presupuestarias, con el proclamado objetivo de lograr el equilibrio de las cuentas fiscales; sino que, por el contrario, es parte de un plan pergeñado y diseñado para debilitar o asfixiar a las universidades nacionales que han sido, durante largos y fructíferos años, uno de los principales baluartes de la cultura argentina.








