El ministro de la Corte Suprema de Justicia Horacio Rosatti es el nuevo presidente del tribunal, tras haber sido recomendado por Juan Carlos Maqueda y apoyado por el actual presidente, Carlos Rosenkrantz, quien a partir del 1° de octubre será vicepresidente del cuerpo.
Para la ocasión, Ricardo Lorenzetti no participó del encuentro, motivo por el que su par Elena Higton solicitó una prórroga del acuerdo. Esta última no fue concedida por alcanzarse la mayoría de tres votos para elegir el nuevo titular del máximo tribunal.
Los supremos se reunieron este mediodía, convocados por el actual presidente, a fin de alcanzar un consenso de al menos tres votos que son necesarios para nombrar a las autoridades..
«A las 10.34 horas el ministro Ricardo Lorenzetti comunicó que se encuentra imposibilitado de asistir al presente acuerdo extraordinario convocado para el día de la fecha en virtud de estar participando de las reuniones del UNIDROIT (Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado) y en las cuales actúa en calidad de miembro del Governing Council», señalizaron en la acordada que se difundió este mediodía.
«A las 11.15 horas la ministra Elena Highton de Nolasco solicitó la postergación del acuerdo extraordinario por no estar presente el ministro Ricardo Lorenzetti», se detalló en el texto.
Ante ese pedido, Rosenkrantz, que ejercerá la presidencia hasta el 30 de septiembre, decidió que «en virtud de que la ausencia de alguno de los ministros no constituye un impedimento legal para la celebración del acuerdo convocado, será celebrado».
Highton tras la negativa en sus expectativas decidió no participar del acuerdo, que concluyó con los tres jueces restantes votando para que Rosatti sea el nuevo presidente.
La ausencia de Lorenzetti, quien aspiraba a recuperar la presidencia tras un interregno de tres años, fue percibido como una estrategia para postergar la elección del nuevo presidente de la Corte.
En tanto, aún hay una falta de acuerdo por parte de los supremos para definir las nuevas autoridades del cuerpo puede ser leída como un anticipo de las diferencias que habrá puertas adentro a la hora de fallar en los próximos tres años.