Con el apoyo de Argentina, la Asamblea General de Naciones Unidas suspendió ayer a Rusia del Consejo de Derechos Humanos por la invasión militar a Ucrania. La postura del gobierno de Alberto Fernández había sido anticipada más temprano por la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, quien en rueda de prensa en Casa de Gobierno dijo que “el Gobierno argentino tiene una tradición de repudio a las violaciones de derechos humanos” y que, con esta votación, “lo único que hace es seguir siendo consecuente con esa decisión”.
En este sentido, la vocera sostuvo que el país “considera que las violaciones a los derechos humanos que se pueden estar llevando adelante en la guerra” que se disputa en suelo ucraniano tras la invasión de Vladimir Putin “llevan a tener que suspender a Rusia en sus atribuciones y su voto en el Consejo”.
Además, recordó que el país impulsó en ese organismo “una comisión investigadora” para esclarecer lo que está sucediendo en Ucrania, y cuando estén listas las conclusiones “se tomarán las medidas que correspondan”, al aclarar que “la suspensión no es la expulsión” de Rusia. Por último, explicó que -hasta que concluya la investigación- “Rusia sigue siendo parte del Consejo de DD.HH. de la ONU”, solo que lo que “no tiene es la posibilidad de votar”.
Según informaron fuentes oficiales, previo al voto, el presidente Alberto Fernández mantuvo una conversación telefónica con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, para intercambiar posiciones sobre el tema. Participaron también de esa conversación el ministro de Economía, Martín Guzmán, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz y Luciana Tito, jefe de Gabinete de Cancillería, ya que -en ese momento- el canciller Santiago Cafiero se encontraba recibiendo al presidente de Bolivia, Luis Arce, de visita en el país.
En la víspera, a iniciativa de Estados Unidos y sus aliados, la Asamblea General de la ONU aprobó la suspensión con 93 votos a favor, 24 en contra y 58 abstenciones. A nivel regional, Brasil y México fueron los países que se abstuvieron, mientras que Chile, Perú, Uruguay, Paraguay, Colombia, Ecuador y Argentina apoyaron la iniciativa. En tanto, Bolivia, Nicaragua y Cuba se opusieron a la resolución. En el caso de Venezuela, no pudo votar porque debido al impago de sus cuotas no tiene derecho a hacerlo.
Así, la discusión sobre las relaciones internacionales con Rusia volvió a plantear un desafío diplomático para la gestión de Alberto Fernández, que repudió los ataques rusos sobre Ucrania tras varias posturas vacilantes al comienzo del conflicto bélico.
Un equilibrio complejo si se tiene en cuenta de que la política exterior del gobierno del Frente de Todos cultivó un vínculo cercano con el gobierno de Vladimir Putin durante la pandemia para el suministro de las vacunas Sputnik V, e incluso reforzó esa asociación con su última gira a Asia cuando el propio Fernández le dijo personalmente a Putin y ante el mundo entero que la Argentina sería la puerta de entrada de Moscú a Latinoamérica.