La yerba mate otorga beneficios para la salud por su «potente capacidad antioxidante» y efecto neuroprotector, a la vez que ayuda a controlar el peso corporal y brinda emociones relacionadas con la «compañía, la tranquilidad o la alegría», aseguraron especialistas en Nutrición y del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), en el marco del Día Nacional del Mate que se celebra mañana.
A su vez, el mate es una infusión que forma parte de la identidad nacional ya que se encuentra en 9 de cada 10 hogares y en el 2020 el consumo interno alcanzó los 268,8 millones de kilos, según resaltó el Inym.
Entre sus aportes para la salud, desde el Instituto remarcaron su «potente capacidad antioxidante», asociada a la alta concentración de polifenoles, un grupo de sustancias químicas que mejoran las «defensas naturales del organismo y lo protegen del daño celular».
Además, la yerba mate ayuda a controlar el peso corporal; colabora en la prevención de enfermedades cardiovasculares; reduce los niveles de colesterol y previene la aparición de enfermedades crónicas de origen inflamatorio como el cáncer y la diabetes tipo II, precisaron desde el Inym.
Otro beneficio que mostraron estudios científicos nacionales es la protección contra enfermedades neurodegenerativas, como Parkinson, a través de un efecto neuroprotector que fortalece la salud celular de las neuronas.
Nutricionalmente, el mate aporta vitaminas (principalmente del complejo B pero también A y C), que favorecen a que el organismo aproveche la energía que contienen los alimentos.
Además, contiene minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo, sodio y potasio, que contribuyen al correcto funcionamiento del organismo. “La yerba mate se la ingiere como una infusión en diferentes momentos del día, el cual se va configurando junto a la ingesta de otros alimentos”, aseguró Laura Sansalone, licenciada en Nutrición (MP 554) del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
Destacó que «más allá de sus beneficios nutricionales, el acto de consumirlo nos otorga diferentes emociones relacionadas a las actividades cotidianas, tales como compañía, tranquilidad, alegría, momentos de compartir con otros».
Sansalone señaló que “todos nos relacionamos con el alimento de manera diferente, nuestra historia, orígenes, tradiciones, entorno, emociones, entre otras, definen y constituyen esa relación; es así que el hábito se establece, más fundamentalmente en la conducta o comportamiento alimentario, es decir en el ‘lazo’ que creamos con el alimento”.
En ese sentido, Érica Bianquet, licenciada en Nutrición (MP 1282), quien también integra el Colegio bonaerense de Nutricionistas, sostuvo que si el mate está implícito en los hábitos de vida del o la paciente se respeta su consumo, incluyéndolo en el plan de alimentación “porque entendemos cómo impacta en lo social si no hay una patología que la contraindique”.
“Algunas personas optan por tomarlo muy dulce y el exceso de azúcar trae riesgos como el aumento de la glucemia en sangre y potencial aumento de peso”, apuntó.
Y añadió que “por eso durante la consulta, cuando realizamos la anamnesis alimentaria, se aborda el tema de consumo de yerba mate y se evalúa si el paciente trae alguna indicación específica de un gastroenterólogo y en el caso de que no esté contraindicado se respeta el hábito pero se pone énfasis en la manera de endulzar con el propósito de intentar bajar el umbral de dulce que es un hábito aprendido”.