Con la producción de la fábrica absolutamente frenada, los seis trabajadores que quedan en la firma, propiedad del empresario Alan Horwitz, temen por la continuidad de sus puestos de trabajo y el cierre definitivo de la compañía, que opera desde 1924.
La planta está ubicada en las Sierras Chicas, a solo 4 kilómetros de La Cumbre: la estancia llegó a convertirse en un atractivo turístico de la provincia de la mano de sus alfajores; pero hoy vive la peor crisis de su historia.
En su época dorada, la fábrica llegó a elaborar 8,5 millones de alfajores al año, casi al 100% de su capacidad productiva. El panorama actual es directamente opuesto: los trabajadores señalan que la empresa debe “varios meses de sueldos y aguinaldos” y dudan sobre el pago de las indemnizaciones a los cesanteados, debido a la crítica situación financiera que la aqueja.
La empresa comenzó a registrar demoras en el pago de los sueldos en 2016, dos años después de que Horwitz la comprara. Ya entonces comenzaron los problemas en la planta, con los trabajadores recurriendo a distintas medidas de fuerza para conseguir la regularización de los pagos, como la toma de la fábrica.
Pero las irregularidades continuaron y la crisis económica sacudió de lleno al sector manufacturero (que en abril registró una caída del 8,6% en comparación al año anterior), al punto que el 80% de la planta de trabajadores ahora fue despedido.