La postura de la antropóloga Rita Segato sobre el golpe de Estado en Bolivia y el rol de Evo Morales en el trágico desenlace institucional que sufre el país vecino despertó un amplio debate durante la jornada de ayer, tanto en redes sociales como en medios de comunicación. Para Segato, Morales “cayó por su propio peso” y no por un golpe de Estado y lo cuestionó por machista.
“Para mí él no ha sido la víctima de un golpe sino la víctima del descrédito general en el que se encontró”, argumentó la referente feminista en diálogo con una radio boliviana.
Segato criticó “la visión totalmente binaria” en la que la figura de “(el opositor Luis) Camacho es una figura inaceptable y malvada, pero no por eso Morales es una figura perfecta”. Para la intelectual “hay un endiosamiento de la figura de Evo”.
En ese sentido, cuestionó la relación del progresismo argentino con la figura del dirigente aymara. «Evo está aquí prácticamente canonizado, lo cual es insoportable, entre otras cosas, porque nosotras sabemos cómo es el machismo de Evo, algo que aquí cuando lo cuento, lo explico, no me lo creen. Esa idea de que me jubilaré ‘y cuando me retire lo haré con mi charango, con mi coca y con mi quinceañera’, cuando lo digo, la gente me mira con sospecha», declaró la intelectual.
Un colectivo de mujeres indígenas boliviano respondió a la pensadora argentina: “Las warmis, zomo, mujeres del Sur, mujeres de los territorios ancestrales entregamos nuestra palabra florida en apoyo al presidente Evo Morales Ayma”. En una nota, señalan que no se reconocen en “el feminismo blanco” de Segato, y aclaran que “si bien nuestros hombres han tomado lo peor del machismo colonial” ubicar a Morales como el símbolo del patriarcado “es demasiado chabacan”.
En otro de los pasajes, las mujeres indígenas critican el “regodeo intelectual” de Segato, comportamiento que –consideran- “la nubló”. «Su voz no es cualquier voz. Plantea la vanguardia en la discusión en los círculos intelectuales y feministas en Argentina. Es por eso que en este caso Rita, disentimos amargamente y lo debemos hacer publicamente».
«Hemos construido un sentipensar la ética política de nuestros pueblos que no vamos a callar, ni abdicar a los locus de privilegios de las mujeres blancas. Geolocalizadas en los sures, en las subalternidades, en la otredades que nos suponen inferiores, le decimos a Ud. que su voz duele. Sentiremos un gran vacío al no referenciarla más en nuestros sentipensares. No podríamos romantizar el papel de las mujeres en el Golpe de Estado en Bolivia. No se trató de una rebelión ciudadana, ni feminista, ni originaria, ni siquiera democrática», reflexionan.
“Lo peligroso de los discursos “no binarios”, como lo plantea es que terminan asimilando a dos posiciones contrarias como si fueran equivalentes. Para una mujer indígena que vive el machismo y la violencia en su vida cotidiana, no es lo mismo encontrarse con un servicio de salud laico y respetuoso de la salud ancestral que encontrarse con médicos antiderechos, que sojuzgan”.