Entre los años 2015 y 2019, la cantidad de vasectomías practicadas en los hospitales públicos de nuestra provincia se sextuplicó. El dato no incluye al sector privado, aunque se cree que es donde más se realiza la práctica y en el que el salto sería aún mayor.
En 2015, la solicitaron en nosocomios públicos de Córdoba 41 personas; en 2016, 38; en 2017, 41; en 2018, 128 y en 2019, 236. El cambio más grande se dio entre 2017 y 2019.
A nivel nacional, se observa que la cantidad de operaciones se multiplicó por 12 en el mismo período. En 2015 solicitaron la práctica 56 personas y en 2019, 683, según el reporte del área de Monitoreo de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva de la Nación.
La vasectomía es un método anticonceptivo quirúrgico por el cual el conducto deferente se corta, se suturan los extremos y se hace una ligadura. “Lo que hacemos es cortar el conducto que transporta los espermatozoides desde el testículo hacia la próstata, que es donde se forma el semen”, indicó Lucas Lorenzatti, urólogo del Hospital Tránsito Cáceres de Allende consultado por la periodista Virginia Digón.
Lorenzatti aclaró que se trata de un procedimiento simple, seguro y rápido: “Son 30 minutos en el quirófano y es ambulatorio, o sea que después de la cirugía el paciente se puede ir a su casa”, explicó.
Agregó además que la mayoría de las intervenciones se realizan con anestesia local, excepto que se solicite la total. “El postoperatorio es muy bueno, el paciente se recupera rápido y vuelve a su actividad habitual”, detalló.
A su vez, el especialista reconoció que las complicaciones son infrecuentes, pero que si aparecen son leves y se ejecuta un tratamiento con analgésicos o antibióticos.
La vasectomía es un procedimiento incluido en el Programa Médico Obligatorio (PMO) de las obras sociales y tiene posibilidades de revertirse. Según los expertos, casi no se pide la reversión, pero en el caso de hacerlo depende de cuándo se hizo la vasectomía, la edad del paciente y la calidad de los espermas.
Si se mantiene una pareja estable, una ventaja es que se evita comprar preservativos, y también, que la otra persona deba cuidarse con anticoncepción hormonal o que pase por una cirugía más compleja como la ligadura de trompas. Quienes pasan por esta intervención masculina aseguran que la vida sexual mejora porque se gana en “tranquilidad”, alejando el temor de que algún descuido pueda terminar en un embarazo no deseado.