En una sociedad regida por el consumismo, arreglar los objetos que se nos rompen en lugar de desecharlos y comprar nuevos, es un acto de resistencia. Un gesto pequeño que cuestiona un modelo de producción basado en la obsolescencia programada y la idea de que todo es reemplazable.
En ese contexto, un grupo de personas bajo el nombre Córdoba Repara producen y fomentan ese acto de resistencia. Desde 2016, este grupo organiza ferias itinerantes donde se reparan objetos y se reconstruyen lazos. Lo que empezó como una iniciativa inspirada en el Club de Reparadores de Buenos Aires se consolidó en la ciudad como una organización que combina oficios, militancia ambiental y comunidad.
Su propuesta va más allá de devolverle la vida a los objetos: busca “concientizar sobre el vínculo humano con la tierra, buscando instancias de reparación material, económica, social y ambiental”. Con más de 20 ediciones, las ferias se convirtieron en espacios gratuitos de encuentro y aprendizaje.
En diálogo con Hoy Día Córdoba, sus fundadoras contaron cómo nació la idea, las pasiones de quienes están detrás y los desafíos de reparar en un mundo acostumbrado a reemplazar. Virginia cuenta como con el tiempo el grupo fue creciendo. “En el 2022 se decidió tener una plataforma propia, y ese equipo se consolidó como tal. Decidimos conformar un equipo de otra organización, que en este caso era el Córdoba Repara”, dice.
Ese año celebraron su primer festival por el Día de la Tierra en el Parque Sarmiento y se constituyeron oficialmente. Desde entonces, pasaron de pequeños encuentros a eventos masivos con decenas de reparadores y cientos de objetos recuperados.
Los comienzos fueron tan insólitos como reveladores. “La primera edición que hicimos allá por el 2016, pensamos que íbamos a tener un aluvión de personas trayendo cosas para reparar… y terminamos teniendo más reparadores que cosas para reparar”, recuerda Virginia entre risas. Esa reacción inicial, dice, mostraba lo ajeno que resultaba el concepto: “Está tan alejado de las lógicas actuales que la gente se preguntaba: ¿cuál es la trampa? ¿cómo que esto es gratuito?”. Con el tiempo, esa extrañeza dio paso a la confianza. “Hoy que ya estamos casi llegando a las 20 ediciones, nos encontramos con eventos masivos donde hemos llegado a tener 50 reparadores y más de 300 objetos con filas de gente”.
En los últimos años, Córdoba Repara articuló con instituciones públicas que permitieron ampliar el alcance. “Al principio los hacíamos 100% voluntarios y desde hace unos años venimos articulando con el Estado Municipal, con el Bío Córdoba, y este año con la Secretaría de Ambiente”, asegura la fundadora.
Gracias a esas alianzas, participan de las Cumbres de Economía Circular organizadas por la Municipalidad. “La idea es poder poner foco en la R de la reparación, porque históricamente cuando la gente piensa en economía circular, lo primero que piensa es en reciclaje. Y sabemos perfectamente que el reciclaje tiene que ser la última opción antes de la disposición final. Primero tenemos que apuntar a reducir y reparar también”, remarca.
Saberes compartidos
Además de reparar objetos, el proyecto promueve la transmisión de conocimientos. “En la última edición que hicimos en San Vicente se sumaron varias personas voluntarias, era la primera vez que participaban y se fueron felices”, cuenta Virginia.
Cada momento funciona como una red colaborativa. Sobre esto, ella resume: “Son encuentros de reparación colectiva y colaborativa, entonces es hermosa la experiencia que se genera en ese intercambio de saberes. A veces son varias personas tratando de encontrarle la vuelta a un electrodoméstico o fabricar un repuesto que no se consigue”.
Córdoba Repara también brinda talleres abiertos: “Venimos brindando talleres de electricidad básica para aprender a cambiar un enchufe o un portalámpara. Se suman muchísimas mujeres, y eso apunta a promover mayor autonomía”. También dictan talleres de reparación de bicicletas para fomentar la movilidad sustentable.
Reparar como rebeldía y trabajo en red
“Reparando los objetos que están rotos, se evita que lleguen a basurales a cielo abierto”, explica Magdalena, otra de las fundadoras del equipo. Pero aclara que el objetivo es más profundo: “Reparar en una sociedad acostumbrada a comprar y tirar, a un consumismo desmedido, es fundamentalmente un acto de rebeldía porque implica poner el cuerpo para repensar, usar la creatividad y darle un sentido nuevo al objeto”.
Para ella, la reparación es también un acto político: “Decidimos militar y gestionar para que estos eventos de reparación colectiva y gratuita puedan suceder y sean una posibilidad viable para todas las vecinas y los vecinos de Córdoba. Es un acto de rebeldía, un acto político y una práctica que queremos llevar cada vez a más barrios”.
“Siempre en nuestros espacios de reparación hacemos sinergia con organizaciones del territorio”, explica Magdalena sobre el trabajo en red, una de las claves del proyecto, y agrega: “Invitamos a organizaciones sociales que trabajan en cuestiones ambientales, a que puedan contar lo que hacen. Nos parece fundamental hacer sinergia y que nos potenciemos entre espacios de reparación de todos los ámbitos: de objetos, del tejido social y de nuestro vínculo con el planeta”.
También realizaron ediciones en escuelas: “Fue la única vez que lo hicimos en esa modalidad, como un evento privado para la comunidad educativa. Y por supuesto con distintas entidades de la Municipalidad hemos trabajado y hemos podido llevar a cabo los eventos gracias al apoyo y la co-construcción con los equipos de trabajo”.
“En épocas de crisis y de inestabilidad política no colaboran definitivamente a que se puedan financiar este tipo de proyectos”, admite Magdalena. “Pero es una decisión de un montón de personas que formamos parte de este espacio seguir sosteniéndolo y seguir activando para justamente en los peores momentos poder poner la mejor cara”, agrega.
“El proyecto da la posibilidad a muchas personas que no pueden comprar un objeto nuevo, de que lo puedan reparar y volver a usar. Y también da trabajo a personas que se dedican a la reparación”, explica. “La intención de Córdoba Repara también es poder visibilizar y potenciar a quienes se dedican hace muchos años a la reparación, que es un oficio muy valioso”, cuenta sobre el doble beneficio del proyecto.
Para quienes integran el espacio, también hay un valor afectivo. “Realmente es un espacio de activismo y de contención. Nos sentimos contenidas y contenidos porque somos personas que confiamos en la persona que está al lado. Tratamos de cuidarnos entre nosotras para que ese espacio se siga sosteniendo”, destaca la fundadora.
Los reparadores dicen
Quienes reparan, también contaron sus testimonios sobre cómo llegaron a Córdoba Repara y qué los motiva a ser parte del proyecto. En ese sentido, Natacha recordó sus comienzos: “En 2016 se abrió una convocatoria por intermedio de la ULA para personas que quisieran participar y me sumé. Me parece una experiencia muy linda, muy reconfortante”.
Con el tiempo, su compromiso creció, y cuenta: “Lo hago por una convicción de que darle una segunda oportunidad a los objetos puede suceder para congraciarme con el medioambiente y aportar mi granito de arena. Saber que yo puedo reparar eso para que otra persona lo pueda seguir utilizando es algo inexplicable, pero que te reconforta”.
Fanny, una de las reparadoras más recientes, conoció el proyecto por redes: “Me enteré del Córdoba Repara por una publicación en Instagram. Me encantó la idea, me encantó lo que hacían. En 2024 me sumé y desde ahí hasta ahora he participado en todas”. Para ella, significa “aportar, compartir saberes y brindar un poco de lo que uno sabe hacer”. “Cuando no hay posibilidad de comprar algo nuevo, nosotros le podemos brindar un par de años más de uso a lo que ya se tiene. Me encanta participar, me gusta compartir con todo”, agrega.
Leonardo, especializado en electrodomésticos, llegó por recomendación y destaca la posibilidad de dar una segunda oportunidad a las cosas. “Un amigo sabía que hacía reparaciones y me lo propuso. Me anoté, me convocaron y fue de mi agrado el evento, así que seguí participando. Esto me permite darle una segunda oportunidad a muchos electrodomésticos de seguir funcionando y que no terminen como chatarra. Además, se conoce gente nueva y gente muy buena”, resume el reparador.
Córdoba Repara no sólo evita residuos y ayuda al medioambiente, también reconstruye vínculos y saberes colectivos; y en un contexto donde todo parece descartable, reparar se convierte en un acto muy humano y de compromiso. Esa rebeldía de la que hablan sus fundadoras, sostenida con paciencia y comunidad, demuestra que es posible otro modelo de consumo y convivencia.