El embarazo adolescente constituye “la mayor causa de pérdida de capital humano” en América Latina, y en Argentina, donde un plan estatal logró reducirlo a niveles históricos, el impacto de esa política “redujo el costo de oportunidad” del embarazo no intencional en la adolescencia “en más de 280 millones de dólares anuales”, afirma Federico Tobar, asesor senior en fortalecimiento de sistemas de salud y financiamiento del Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa).
El funcionario es argentino, sociólogo especializado en Economía de la Salud y está de visita en el país, ya que reside en Nueva York desde donde trabaja para el organismo de ONU. “El embarazo adolescente constituye la mayor causa de pérdida de capital humano en América Latina. Hay un sólido desarrollo de evidencias económicas que sustentan esta afirmación. En primer lugar, siguiendo la Teoría de las Familias de Gary Becker que fue Premio Nobel de Economía en 1992, desde Unfpa desarrollamos la Metodología Milena (acrónimo de Modelo de Impactos Laborales, Educativos, en la Nomina y Asistenciales) en 13 países, entre ellos Argentina”, cuenta el profesional en declaraciones a la agencia Télam.
Becker es un nombre conocido en el país ya que es citado en reiteradas oportunidades por el presidente Javier Milei. Milena mide la brecha de ingresos entre las mujeres que fueron madres antes de los 20 años y quienes lo fueron ya adultas. Esa brecha “es mayor cuanto más avanzada es la matriz económica de los países. Además, como lo mostró Claudia Goldin, quien obtuvo el premio Nobel de Economía en 2023, el acceso a los anticonceptivos modernos tuvo un peso fundamental para impulsar el desarrollo económico en los países que hoy son más avanzados”, detalla. Cuando el especialista habla del costo de oportunidades -una noción para la evaluación económica de inversiones que consiste en contemplar los beneficios que se dejan de obtener cuando se opta por una inversión alternativa- se refiere a las consecuencias que tiene para las mujeres ser madres adolescentes.
“Medimos lo que las madres tempranas, la sociedad en su conjunto y el Estado se pierden debido a ese embarazo temprano. Lo medimos a través de cinco dimensiones: pérdidas de productividad por menor escolaridad; pérdidas de productividad por menor participación en el mercado laboral; pérdidas de ingresos por salarios menores registrados por las madres tempranas; gastos asistenciales en salud mayores debido a riesgos médicos muy superiores en embarazos tempranos, así como mayores niveles de mortalidad; y menor recaudación fiscal debido a que las madres tempranas pagan menos impuestos directos e indirectos”, explica Tobar.
Argentina desarrolló el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA) “política pública que impactó en que se registraran en 2021 aproximadamente 24.000 embarazos adolescentes menos que antes de su inicio”, resalta el profesional. Con apoyo de Unfpa, el Estado nacional implementó el Plan ENIA durante el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) bajo la jurisdicción de la Secretaria Nacional de Adolescencia, Niñez y Familia, y continúo durante la presidencia de Alberto Fernández (2019-2023) en la órbita del Ministerio de Salud. Los datos oficiales indican que en 2019 unas 69.803 adolescentes de entre 15 y 19 años y 1.938 niñas menores de 15 años, tuvieron un hijo o hija. En 2021 fueron 46.236 adolescentes entre 15 y 19 años y 1.394 niñas menores de 15 años.
“Como efecto de la evolución demográfica el impacto medido sobre la Tefa (cantidad de hijos nacidos en un año sobre el total de adolescentes) es aún mayor, alcanzando una reducción del orden del 49% sobre la población objetivo”, afirma el profesional. Y agrega que “la reducción del embarazo adolescente desde 2018 en adelante posiciona a Argentina a la vanguardia de América Latina en políticas públicas basadas en evidencia para enfrentar el problema”. A partir de la Metodología Milena “fue posible inferir que en 2018 Argentina perdió 834,7 millones de dólares como resultado de los embarazos adolescentes. Ese número representa un costo de oportunidad equivalente a más de 1.600 dólares anuales por embarazo adolescente. Pero si se considera que los impactos sobre la participación laboral y el ingreso de la madre temprana se extienden en toda su vida productiva, el costo de oportunidad para el país en su conjunto del embarazo no intencional en la adolescencia supera los 10.000 dólares”, explica.
El funcionario de Unfpa destaca que hay tres argumentos para promover el acceso a los anticonceptivos en general y para adolescentes en particular. “El primero es sanitario, en los países que están atravesando su transición epidemiológica la salud reproductiva representa la cuarta causa más relevante en términos de carga de enfermedad (mortalidad y morbilidad). En segundo lugar, defendemos el enfoque de derechos. Entonces, promover el acceso a la anticoncepción es permitir a las mujeres y a las familias decidir cuándo quieren quedar embarazadas. Pero hay un tercer y poderoso argumento que es de desarrollo económico: el acceso a los anticonceptivos modernos para las mujeres en edad fértil, pero en especial para las adolescentes, aumenta la productividad a nivel macro e impacta en la reducción de la pobreza a nivel micro”, detalla.
Para Tobar “es muy difícil encontrar otras inversiones en capital humano que generen retornos sociales para los países en su conjunto (la sociedad y el Estado) en la magnitud que lo hace la anticoncepción. En términos globales Unfpa ha estimado que cada dólar invertido en proveer anticonceptivos modernos genera beneficios equivalentes a 8 dólares para el país. Pero los estudios que hemos desarrollado respecto a la prevención del embarazo adolescente en América Latina concluyen que cada dólar invertido en anticonceptivos para adolescentes genera beneficios sociales de hasta 46 dólares”. El Plan ENIA comenzó su implementación en 36 departamentos de 12 provincias del NEA, NOA y territorio bonaerense. En septiembre del año pasado se amplió a las 24 jurisdicciones que firmaron el Convenio de Adhesión al Plan ENIA Los últimos datos oficiales son de 2021 e indican un descenso del embarazo adolescente en un 57% desde 2005, y una baja, por séptimo año consecutivo, de la fecundidad adolescente.