La oficial de Policía Maira Barreto (32), quien intentó quitarse la vida luego de matar de un disparo a su hijo de 10 años y herir a su hija de siete el domingo, continuaba ayer en grave estado y fue imputada por homicidio agravado. Desde la fuerza rechazaron la versión que señalaba problemas de salud mental de Barreto y aseguraron que la uniformada “estaba en condiciones” de portar su arma reglamentaria.
Barreto continúa internada en el Hospital de Urgencia bajo decreto de detención, luego de disparar su arma contra su cabeza. María Celeste Orta Córdoba, fiscal de Violencia Familiar Turno cinco, confirmó que la mujer está imputada por homicidio calificado por el vínculo en perjuicio de su hijo y tentativa de homicidio calificado por el vínculo contra su hija.
En tanto, la niña herida está internada en el Hospital de Niños y evoluciona favorablemente. Verónica Petri, directora del centro de salud, explicó que la bala impactó en el tórax por lo que debieron realizar una intervención quirúrgica.
Horacio, el padre del niño fallecido y de la pequeña herida, aseguró a El Doce que su expareja “veía una persona que le hablaba y había estado internada en el Morra”. “Antes de entrar a la Policía había estado en el Ejército. Había querido dañar a una compañera con un FAL y fue internada”.
Con respecto a la relación de la mujer de 32 años con su actual pareja, Horacio contó que vivían en un contexto de violencia doméstica. “Se amenazaban de muerte al frente de mis hijos. Los vecinos me decían que se amenazaban seguido”, puntualizó.
El hombre también reveló que su Barreto lo llamó a las 7 del domingo desde el celular de su hija. “Me pedía perdón y decía que nuestros hijos se iban a ir con ella. La quise tranquilizar, pero me dijo que nadie la podía ayudar”.
Al respecto, el jefe de Sanidad Policial, comisario Gabriel Bosques, dijo al mismo medio: “Ella estaba en condiciones de portar armamento, sin ningún tipo de inconvenientes y sin ningún tipo de antecedentes psiquiátricos”.
“Con respecto a las declaraciones de su expareja, referido a lo personal no teníamos ningún tipo de dato que tenga que ver con violencia familiar o de género, ningún llamado, ninguna alerta, inmediatamente cuando tenemos un dato encendemos las alarmas y resguardamos el armamento hasta que se hagan todas las averiguaciones pertinentes y no tenemos registro de un ingreso a una institución; en la declaración jurada manifestó que no tenía antecedentes psiquiátricos. En octubre recuperó el arma”, finalizó.