No una, dos ni tres, sino ocho fueron los incendios que se registraron durante la última semana en el depósito municipal de vehículos ubicado en barrio San Martín de nuestra ciudad. En total, producto de los siniestros, ya se dañaron 78 automóviles y aún no hay detenidos ni sospechosos.
En la tarde del lunes se registró el último incendio en el depósito ubicado en las calles Cerrito y bulevar Los Andes. Allí, volvieron a acudir efectivos de la Dirección de Bomberos para sofocar la combustión que, en esta oportunidad, provocó daños totales en 13 vehículos.
Previo a ello, ya se contabilizan al menos siete episodios incendiarios que, para los bomberos y autoridades policiales, fueron intencionales. El primero se registró el 11 de septiembre, el segundo el 16, el tercero el 24, el quinto el 25, el sexto el 27 y el séptimo el 29.
En todos estos siniestros, los vehículos secuestrados han quedado completamente destruidos. Las llamas, que arrasaron con todo y hasta quemaron pastizales, generan zozobra en el vecindario.
“Parece mentira. Vamos, controlamos las llamas, apagamos todo y nos vamos. Al rato, vuelve a producirse un nuevo incendio. Está claro que no son hechos accidentales”, señaló una fuente de Bomberos de la Policía a La Voz del Interior.
Los casos están bajo investigación judicial. Sin embargo, hasta el momento no se conocen avances concretos en las causas, ni se informó sobre detenidos ni imputados, aunque la principal sospecha es que los siniestros tuvieron un origen intencional.
“No hay fuentes térmicas ni eléctricas en el sector afectado. Todos los vehículos están fuera de servicio, sin baterías ni autopartes”, explicó otra fuente al mismo medio. Al respecto, el comisario Luciano Castro, de la Dirección Bomberos, señaló que se trata de vehículos que estaban en desuso y próximos a compactarse. Asimismo, el funcionario confirmó que dotaciones del cuartel central tuvieron que actuar varias veces en los últimos días.
Sobre las sospechas de la intencionalidad de los incendios, las miradas apuntan a maniobras de ocultamiento para “tapar” el robo de piezas de los vehículos. Otra de las hipótesis va contra un grupo de jóvenes que residirían en la zona.