Córdoba comparte con La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero una de las Salinas más grandes de Sudamérica, un vasto territorio de 200.000 hectáreas donde las salidas y puestas de sol son un verdadero espectáculo que se funde con la infinitud del manto blanco.
Las Salinas Grandes están protegidas dentro de las Reserva Provincial de Usos Múltiples que se encuentra 180 kilómetros al norte de Córdoba capital y su formación se remonta a miles de años atrás, cuando una falla tectónica llevó a la filtración del antiguo fondo marino, exponiendo hectáreas de minerales similares a los que se encuentran en la Laguna Mar Chiquita, con una gran predominancia de cloruro de sodio.
Durante el auge de la extracción de minerales para su comercialización se formaron algunas ciudades alrededor del salar que hoy son el hogar de los trabajadores. Las Salinas comenzaron a sumar valor turístico hace algunos años sobre todo por su impresionante cielo, que destella una bruma de colores durante los amaneceres y atardeceres.
Pocos paisajes generan tanto asombro y esplendor al ojo humano como este gran horizonte de tierra blanca cuando sale o se pone el sol, un espectáculo natural impresionante donde el cielo se tiñe de tonos rosados, naranjas y violetas, reflejándose en la superficie blanca de las Salinas.
Alrededor de las 18:20 es la caída del sol, mientras que su salida es cerca de las 8 de la mañana, por lo que se recomienda llegar con tiempo para encontrar un buen lugar desde donde observarlos. Los puntos más alejados del ingreso suelen ofrecer vistas más despejadas y menos concurridas.
Al llegar la noche, una gran cantidad de estrellas asoman en el cielo, momento ideal para la práctica de astroturismo o simplemente su contemplación. Los cielos ideales se presencian en invierno, cuando la vista es más nítida ya que el clima suele ser seco y el inmenso cielo estrellado puede apreciarse sin necesidad de telescopios.
Otra actividad que puede realizarse en la Salina es la observación de fauna. Un lugar particular es el Refugio de Vida Silvestre Monte de las Barrancas, un bosque de flora y fauna nativa que emerge en el centro del desierto, es un pulmón verde en medio del mar de sal.
Barrancas es una de las “islas” o “lenguas” que presenta la Salina. Estas islas son terrenos elevados respecto del nivel general, con presencia de flora de mayor tamaño y donde pueden observarse mamíferos como guanacos, maras y gatos monteses de las Salinas, así como también numerosos reptiles como el chelco de las Salinas, el teyú, la tortuga de tierra y la boa arcoíris, y aves como la monjita.
En cuanto a las opciones de hospedaje, son más acotadas que en otros destinos turísticos ya que el único hotel que está geográficamente ubicado dentro de las Salinas es Las Salinas Gran Hotel, que ofrece no solo alojamiento si no también packs con visitas y excursiones.
Los precios van desde los $ 165.000 para dos personas las dos noches incluyendo desayuno y una visita guiada al atardecer o amanecer, hasta los $ 315.000 para dos personas las tres noches con desayuno, cena y dos visitas guiadas al amanecer y atardecer.
Las excursiones son una propuesta para disfrutar del paisaje acompañado de buena gastronomía y eventos especiales con relatos de lugareños, guitarreadas y charlas de astronomía.
Durante el mes de julio, Las Salinas Gran Hotel, realizará una noche de estrellas, un espectáculo a modo de living en el medio de la Salina para comer, tomar y disfrutar del evento, donde por $ 155.000 por dos personas se ofrece guías especializados, seguro, una noche en el hotel, desayuno buffet salinero y cena bajo las estrellas.
Otra opción para quienes quieran realizar un viaje más económico y prefieran la experiencia del acampe, Warmi, agencia de turismo alternativo, ofrece una noche de campamento con distintas experiencias de trekking durante el día. Próximamente la empresa tendrá las fechas de julio con sus precios, por lo que se recomienda contactarse más cerca de la fecha.
Para comer las opciones gastronómicas no están muy desarrolladas en la zona. Una buena opción es ir a Quilino, una localidad próxima a las Salinas, a 40 kilómetros por la ruta 60, que cuenta con más de una decena de restaurantes. La mayoría de ellos se caracterizan por ofrecer muy buenos cabritos, además de minutas, pastas y parrilladas.
Quilino también es una buena opción para hospedarse ya que cuenta con más variedad de alojamientos y se encuentra muy cerca de las Salinas por lo que se puede ir a visitar o pasar el día y luego volver para pasar la noche.
Es importante destacar que al llegar a la Salina, no se recomienda acercarse en auto ya que el suelo es fértil y las ruedas del vehículo podrían enterrarse. Una vez allí, es posible disfrutar las vistas imponentes que nos reserva uno de los ambientes salinos más singulares de Córdoba.