Ayer 25 de octubre se celebró el día de la pasta, un alimento que está muy demonizado, por lo que es una buena oportunidad para desterrar algunos mitos.
El mito más instalado apunta a que «las pastas engordan» y, si se quiere realizar un plan hipocalórico, debemos eliminarlas para poder «bajar de peso». Este concepto es erróneo, ya que no existen alimentos que engorden y alimentos que adelgacen. Todo va a depender de la cantidad que se consume y cómo vamos a combinar esos alimentos.
Nuestro organismo no reconoce alimentos, sino los nutrientes que llegan a él. Es por esto, que las personas que desean bajar de peso generalmente eliminan los fideos o pastas, pero consumen arroz o legumbres y las características nutricionales son similares.
Es importante hacer hincapié que los hidratos de carbono o almidones son necesarios para el organismo, ya que nuestro cerebro requiere energía en forma constante. En caso de que éste nutriente no sea aportado a través de la alimentación, el cuerpo se coloca en modo de alerta debiendo conseguir esa energía de otro lado y ahí es donde se recurre al músculo corporal (proteína) como fuente energética. Como consecuencia de ello, la persona se siente desganada, sin fuerzas. Es decir, las pastas son ricas en hidratos de carbono y, por ende, aportan energía y su consumo debe ser diario. El exceso es lo que lleva a un aumento de peso, pero esto no significa que hay que evitarlos o eliminarlos de la alimentación, sino controlar la cantidad a consumir.
Entonces, para que el consumo de pastas no influya en el peso, debe estar combinada con verduras, lo que aumenta el volumen del plato y de esta manera no nos quedaremos con hambre. Por otro lado, puede elegirse una pasta integral, que su aporte de fibra es superior al de una pasta blanca y genera más saciedad. Por último, debe consumirse al dente para que el almidón que aporta no sea asimilado totalmente por el organismo.
Para tener una idea, 100 gramos de pasta seca aportan aproximadamente 370Kcal, 70 a 75 g de hidratos de carbono, 12 a 15 gramos de proteína, 1,5 a 1,8 gramos de grasas y 3 gramos de fibra.
Es importante tener en cuenta que el aumento de peso no es consecuencia del consumo de un plato o un alimento en particular sino del aporte calórico diario. Si uno consume más calorías de las que gasta, ese aumento de peso será inevitable. De esta manera, comer un plato de pastas en un plan de descenso de peso es posible.
Por eso los profesionales de la salud hacemos énfasis en aprender a comer y crear buenos hábitos alimentarios, evitando seguir una dieta estricta que te priva del consumo de muchos alimentos en un determinado momento, pero que luego se vuelven a comer y en mayor cantidad. Las dietas tienen un final, los hábitos alimentarios duran para siempre.