El ídolo brasileño Pelé, fallecido a los 82 años de cáncer el jueves pasado, fue sepultado ayer en un memorial del noveno piso de un cementerio vertical mirando hacia la cancha del club Santos, donde sus restos fueron velados durante 24 horas en las cuales desfilaron por el campo de juego 230.000 personas, entre ellas el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien aseguró que “O Rei” no puede ser comparado a ningún otro futbolista de la historia.
En un clima de dolor de sus familiares más cercanos, su viuda y sus hijos, y del reconocimiento con cánticos de los hinchas del equipo donde jugó 18 años y ganó 2 Libertadores y 2 Intercontinentales, finalizaron los funerales para recordar al ídolo mundial del fútbol.
La visita institucional más importante fue la de Lula, que realizó la primera actividad oficial desde la asunción del domingo en su viaje a Santos, adonde llegó en helicóptero luego de haber viajado en avión desde Brasilia hacia San Pablo.
El puerto de Santos, el mayor de Brasil y América Latina, será llamado Pelé, así como la avenida que circunda el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro. “Pelé es una figura muy especial. No podemos seguir comparando a Pelé con nadie, porque no hay nadie comparable a Pelé cuando se trata de un jugador de fútbol, un ser humano y el comportamiento fino y educado que tenía Pelé”, aseguró Lula al canal de televisión del club Santos.
Por último el presidente concluyó que “el mundo le debe mucho a Pelé, sobre todo por la dignidad de un hombre que nació pobre, negro, en un país donde los prejuicios están muy vivos, y eso a Pelé nunca le importó, siempre supo ser Pelé, el mejor y muy humilde”.