WASHINGTON.- El Golfo Pérsico se volvió a convertir en un polvorín en estado de ebullición luego del bombardeo contra instalaciones petroleras de Arabia Saudita que se produjo el sábado pasado y puso en crisis el mercado mundial del crudo, con importantes alzas de precio. El propio país saudita y Estados Unidos salieron a acusar ayer a Irán del ataque con drones, y el presidente Donald Trump advirtió que sus fuerzas están “listas para disparar”.
La Administración norteamericana publicó una serie de imágenes satelitales que, a su juicio, demuestran que la procedencia del ataque es el norte o noroeste, lo que reforzaría su tesis sobre la autoría iraní. La coalición que interviene en Yemen contra los rebeldes hutíes chiitas, liderada por Arabia Saudita, aseguró a su vez que el armamento utilizado es iraní: “La investigación sigue pero todas las indicaciones muestran que las armas utilizadas provienen de Irán”, declaró el portavoz, Turki al Maliki.
Los rebeldes hutíes de Yemen, apoyados por Irán, reivindicaron en realidad la responsabilidad en los ataques que hicieron que la producción del petróleo de Arabia Saudita se redujera a la mitad. Pero Teherán negó cualquier intervención en la operación, aunque el presidente Hasán Rohaní afirmó ayer que “el pueblo yemení no puede simplemente quedarse mirando cómo destruyen su país. Defiende su país y lleva a cabo contraataques”. “Los hutíes no son más que un instrumento en manos de los Guardianes de la Revolución y del régimen terrorista iraní”, insistió empero Maliki.
Mientras tanto, Estados Unidos advirtió que prepara una respuesta apenas confirme el vínculo iraní con el ataque. Trump enfatizó que está “más preparado” para un conflicto que ningún país en la historia. Si bien dijo que le gustaría “evitarlo”, supeditó la decisión a las conclusiones que llegue Arabia Saudita: “Estamos a la espera de que el reino nos informe quién cree que fue la causa de este ataque”, concluyó el mandatario norteamericano.
Mientras tanto, el mercado mundial del petróleo acusó recibo de la crisis, si bien los expertos consideraban que Arabia Saudita podía restablecer ayer mismo un tercio de la producción perdida por los ataques. El precio del barril se disparó en Londres, donde subió un 20% respecto al viernes pasado, la mayor alza en una sesión desde la guerra del Golfo en 1991. La reacción de los mercados mostró en realidad el temor a una escalada militar entre Estados Unidos e Irán, lo que también llamó a la moderación del mandatario republicano.