BRASILIA.- El Supremo Tribunal Federal (STF) abrió ayer una puerta judicial hasta hace poco impensada, que no sólo podría derivar en la liberación del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva sino también en la anulación de la mayoría de las sentencias dictadas en la investigación anticorrupción más grande del país, la célebre operación Lava Jato, que fuera conducida por el actual ministro de Justicia, Sérgio Moro.
En un golpe directo a esa investigación, envuelta en un resonante escándalo por la filtración de mensajes entre el entonces juez y los fiscales de la causa, la máxima corte del país anuló ayer una sentencia de Moro contra un ex gerente de la petrolera estatal Petrobras, condenado a diez años de cárcel por corrupción y lavado de dinero.
En una votación dividida, el STF aceptó un habeas corpus en favor del ex funcionario Marcio de Almeida Ferreira, por considerar que tuvo cercenado su derecho a defenderse porque, en los alegatos finales del juicio en su contra, no fue escuchado en último término, después de los acusados que se acogieron a los beneficios de la “delación premiada”. En el juicio, los abogados de Ferreira habían pedido explícitamente ser escuchados después de los delatores, pero el entonces juez Moro negó la solicitud.
Se trata en realidad de la segunda sentencia de Moro anulada por el alto tribunal en poco más de un mes: hace poco más de una semana, la segunda sala de la corte había dejado sin efecto una condena del Lava Jato contra el ex presidente del Banco do Brasil y de Petrobras, Aldemir Bendine, por los mismos argumentos.
Luego de la decisión, el STF debatió cómo afectaría la decisión a otros casos del Lava Jato. Si el criterio se aplicara en forma generalizada, podrían anularse hasta 143 condenas de 162, entre ellas una de primera instancia contra el encarcelado ex presidente Lula. El debate fue áspero por momentos, según la prensa local, en donde se destacó el juez Gilmar Mendes, un crítico del Lava Jato. “Hoy se sabe de manera muy clara y (el portal) The Intercept está ahí para confirmarlo y nunca fue desmentido, que se usaba la detención preventiva como elemento de tortura. Me cuesta decir esto en el plenario, pero era un instrumento de tortura. Y quien defiende la tortura no puede tener asiento en la Constitución”, argumento Mendes, en referencia a Moro y el coordinador del Lava Jato en el Ministerio Público, el fiscal Deltan Dallagnol. “No se puede combatir el delito cometiendo delitos”, sintetizó.
Sin embargo, al anular la sentencia contra Ferreira, el STF decidió por 8 votos a 3 que debe ser aprobada también una guía para el Poder Judicial sobre cómo aplicar esa regla: el presidente José Antonio Dias Toffoli propuso ciertas limitaciones, por ejemplo que la defensa haya reclamado en primera instancia sobre el orden en el que se pronunciaron los alegatos, que compruebe que fue perjudicada por cómo se realizaron y que el acuerdo de colaboración que benefició a delatores acusadores hubiera sido homologado por la justicia antes del final del proceso. De ser aprobada, la propuesta de Toffoli funcionaría como un filtro, evitando una masiva anulación de sentencias. Esa agenda será el principal tema de la corte cuando hoy reanude su sesión.