La seguidilla de huelgas en reclamo por el congelamiento de los salarios continuó ayer con el personal de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina (Fatsa), que paralizó sus tareas durante toda la jornada “en defensa de la recomposición paritaria” y se concentró frente al Sanatorio Otamendi de Capital Federal ante “la falta de avances en las negociaciones convencionales con las cámaras” patronales.
La medida de fuerza afectó en especial al sector asistencial de clínicas, sanatorios, hospitales particulares, mutuales, institutos médicos y clínicas de todo tipo diagnóstico, siempre privadas. “El reclamo salarial es urgente y se impone proteger los ingresos del personal. Todavía no pudo cerrarse la actualización salarial de 2023, y los índices de inflación de enero pulverizaron el poder de compra de los haberes de toda la actividad”, dijo el titular del gremio, Héctor Daer.
Sin embargo, el ministro del Interior, Guillermo Francos, dijo que los gremios “deben acomodarse a la nueva situación de la Argentina” porque “ponen trabas al desarrollo del mercado laboral”.
A su vez, la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) convocó a un paro nacional para el próximo lunes 26 de febrero, con el objetivo de “enfrentar el recorte planificado de salarios y jubilaciones” del Gobierno nacional.