El presidente ruso, Vladímir Putin, cerró ayer la campaña electoral con el claro objetivo de perpetuarse otros seis años en el Kremlin, algo más que probable según todas las encuestas, mientras aumentan los llamamientos para que Occidente no reconozca los resultados de los comicios presidenciales.
La campaña fue turbulenta, marcada por la muerte de Alexei Navalny en una remota cárcel en el Ártico, y con un Putin que estuvo centrado en reforzar su imagen de comandante supremo de las Fuerzas Armadas en medio de la ofensiva en Donbás. También se centró en promover la importancia de acelerar la producción de la industria militar, donde trabajan, según algunos cálculos, 3.500.000 de personas.
“El mundo debe asumir de una vez por todas que Putin no es quien aparenta. En realidad es un usurpador, un tirano, un criminal de guerra y un asesino”, dijo ayer Yulia Naválnaya, viuda del fallecido Navalny, en un artículo publicado en ‘The Washington Post’.
Los 112.000.000 de rusos convocados a las urnas podrán votar durante tres días -hoy, mañana y el domingo-, una opción introducida durante la pandemia que la oposición considera fraudulenta, y mediante el voto electrónico, que podrá ejercer un tercio del electorado.
Cabe mencionar que, pese a que más de la mitad de los rusos abogan por abrir negociaciones de paz con Ucrania, Putin cuenta con una intención de voto de más del 80%.