Recientemente se cumplieron seis meses desde la creación de dos reparticiones que se ocupan de los derechos de las mujeres y diversidades tanto a nivel provincial como nacional. Nuevas gestiones, con grandes desafíos por delante, ambas oscilan entre el gesto políticamente correcto y el reflejo de las conquistas por los derechos de las mujeres y diversidades a una vida sin violencias.
A nivel provincial, a principios de diciembre el gobernador Juan Schiaretti anunció la creación de nuevos ministerios. Lo hizo vía Twitter, una manera distinta de comunicación política evitando las primicias a grandes medios. Entre ellos figuraba el Ministerio de la Mujer, actualmente conducido por Claudia Martínez. Esta repartición abarca las acciones que impulsó el Polo Integral de la Mujer en Situación de Violencia, creado en 2016, además de sumar nuevas iniciativas ya vigentes y provenientes de otras carteras, como el programa Córdoba con Ellas. A los pocos días, Alberto Fernández cumplió su promesa de campaña y antes de asumir como presidente el 10 de diciembre, confirmó la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
Al igual que la repartición provincial, este flamante ministerio absorbe políticas públicas que ya se venían implementando. Este punto es de gran importancia ya que si bien los dos ministerios son nuevos y comenzaron sus gestiones en un adverso escenario por la pandemia del nuevo coronavirus, traen en sus génesis trabajo previo forjado con demandas colectivas. De esta manera, se podrá ver la continuidad o abandono de acciones. En el caso de Córdoba, la Secretaría de Lucha Contra la Violencia a la Mujer y Trata de Personas, a cargo del Polo y con Martínez desde 2016. En el caso de Nación, en parte se da continuidad al Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) el cual, antes de su disolución, presentó un informe de gestión 2016-2019.
Algunos de sus datos más destacados, durante esos cuatro años, son que se recibieron 1.472.499 llamadas a la Línea 144, único recurso nacional, gratuito y confidencial que brinda información, contención y asesoramiento ante situaciones de violencia. Además, se realizaron 900 capacitaciones alcanzando a más de 21.000 personas en todo el país y se formaron cerca de 30.000 agentes en el marco de la Ley Micaela para la capacitación en género.
El dato más llamativo sobre el INAM lo aportó la entonces diputada nacional Victoria Donda, quien desde el espacio Somos junto a veinte organizaciones impulsaron en abril del 2019 la creación del Ministerio de las Mujeres, Diversidades y Disidencias.
El presupuesto asignado al INAM equivale a $11 por mujer por año”, denunciaron en su momento. Sucede que 2019 fue un año con un fuerte recorte en las políticas para la igualdad de género y erradicación de las violencias. El presupuesto aprobado para el ejercicio del año pasado implicó un recorte del 38% asignado para el Plan Nacional de Acción contra la Violencia hacia las Mujeres.
Hoy en este país, la revolución de las mujeres que llegó para cambiar la sociedad y la política tiene poder y ese poder se tiene que traducir en políticas concretas. Por eso queremos que las mujeres tengamos un espacio desde donde se diseñen políticas públicas”, declaró Donda ante la prensa cuando se presentó el proyecto que buscaba la creación del ministerio, en ese momento, con Mauricio Macri a cargo del Ejecutivo nacional.
Pasaron los meses, la fórmula Fernández-Fernández ganó las elecciones y, contrario a lo anunciado por Alberto Fernández quien consideraba a Donda para ocupar la repartición nacional, Elizabeth Gómez Alcorta quedó a cargo del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades. En la repartida, Donda quedó al frente del Inadi.
Acción colectiva
Ahora bien, la política no son solamente decisiones ejecutivas o legislativas. Las intervenciones colectivas de la ciudadanía en el espacio público son esenciales para la vida política. Claro ejemplo de ello es el reciente aniversario del movimiento Ni Una Menos que puso en cuestión la vigencia de los reclamos por una vida libre de violencia para mujeres y diversidades.
No es posible que la violencia sea el principal motivo por el cual la vida de las mujeres y diversidades tome estado público. Y en este sentido, la construcción de ciudadanía desde la unión de las demandas colectivas es fundamental. En consonancia, un desafío que se avecina será cómo evitar el aislamiento y la atomización de las personas.
El aislamiento es una tendencia peligrosa y destructiva para la vida política, decía la pensadora Hannah Arendt. Somos en la medida que actuamos y es en la acción donde se construye ciudadanía y, al mismo tiempo, nuestra subjetividad. En la acción hay nuevos comienzos, hay hechos y palabras, hay discursos. A través de la acción entramos en contacto con otras personas, se crea un vínculo necesario entre acción y estar juntos, en la acción hay pluralidad de voces.
Si las dos reparticiones son reflejo de las demandas colectivas y gesto político progresista, despojándolas de sus nombres ¿qué queda?
¿Cuáles fueron sus principales acciones estos seis meses? ¿Cuál es el sentir de los diversos movimientos de mujeres y disidencias en la representación de sus demandas por parte del Estado? ¿Qué se hizo y qué se dejó de hacer? ¿Qué se puede mejorar? ¿Qué mensajes se comunican para la construcción de una ciudadanía libre de violencia machista? ¿Qué pasa con la educación sexual integral? ¿Y con los derechos laborales? ¿Cómo lograr que las ciudades sean espacios seguros para las mujeres y diversidades? ¿Cómo se incorpora la acción colectiva para fortalecer la democracia y profundizar la política? ¿Se incorpora, acaso? Preguntas cuyas respuestas son una invitación a indagar, individual y colectivamente, el accionar de estos pioneros órganos públicos.