Literalmente, el término feng shui significa viento y agua”. Se trata de una práctica milenaria que se remonta hasta hace más de 3.000 años en la antigua China. ¿Cómo definirlo? Puede definirse como un método para obtener la buena suerte en los distintos aspectos de la vida de una persona (salud, trabajo, amor); también puede definirse como una práctica de adivinación, que consiste en buscar un lugar auspicioso o indicado para la construcción de edificios, casas, la ubicación de un negocio o de una tumba.
Esto último es de relevancia, dado que el feng shui es una práctica que pertenece al ámbito de la geomancia, esto es, adivinación que utiliza la tierra como herramienta principal.
Uno de los conceptos centrales es el de Qi (energía). El qi es una fuerza que dio origen al universo, dando lugar a toda la vida que existe en el mundo. Desde el pensamiento tradicional chino, el universo fue creado a partir de una fuerza primitiva de energía conocida como Taiji o Gran Último”. Este evolucionó hasta dividirse en dos grandes polos: yin y yang. Esta es la primera gran clasificación de la que parte absolutamente todo.
Yin es el polo negativo, se caracteriza por lo inmóvil, lo estático, representa lo femenino, lo oscuro, lo frio, lo débil, lo interior, lo amable. Yang es la polaridad positiva, se caracteriza por lo móvil, lo que circula, representa lo masculino, lo fuerte, lo cálido, brillante, lo exterior y la agresividad. A través de la reacción y combinación del yin y del yang se constituye todo lo que existe en el vasto universo.
Para el feng shui, existen cinco grandes elementos: tierra, agua, fuego, metal y madera. Al igual que el yin y yang, están presentes en todo lo que conforma el universo, incluyendo las personas. Así, por ejemplo, una persona puede ser de elemento agua y de una polaridad yang. Esta clasificación, junto al aporte de la astrología china que clasifica a las personas en 12 animales del zodiaco, constituyen una valiosa herramienta desde la tradicional cultura china para comprender y mejorar la vida del sujeto armoniosamente, tanto su presente como futuro.
El origen
La historia del feng shui hunde sus raíces en la historia misma de China, desde los comienzos de la filosofía y la cosmología de esta civilización. Su origen se remonta a las diferentes prácticas de adivinación y, entre ellas, la geomancia. El taoísmo, por su parte, aportó el músculo teórico necesario, a través de elementos conceptuales básicos como la dicotomía entre el yin y el yang, la teoría de los cinco elementos, entre otros.
Aunque no hay precisión sobre su creador, se atribuye a Guo Pu la presunta autoría de la famosa y ya clásica obra El libro de los entierros”, constituyendo uno de los primeros intentos de sistematización. Guo era un erudito de la mitología, la adivinación, la cosmogonía y el folclore chino. Sus saberes y habilidades llegaron a convertirlo en leyenda. Cuentan el relato que, cuando el usurpador Wang Dun, que intentaba derrocar al emperador Ming de la dinastía Jin, le consultó si su intento tendría éxito, éste le respondió negativamente tras varias insistencias, además de luego terminar confesando que encontraría la muerte por su delito (lo cual se cumplió). Ante tales respuestas, Wang mandó a matar a Guo Pu, quien, en principio se había negado a responder sus consultas, dado que sabía la verdad de antemano por sus poderes adivinatorios. Siguiendo el relato, muchos afirmaron verlo después de muerto deambulando por las calles, lo que empujó a Wang Du a abrir la tumba y descubrir, para sorpresa de todos, que la sepultura estaba vacía. Nuevamente, este milagro” se atribuyó a sus poderes de trascendencia corporal.
Sin embargo, la práctica de lo que se conoce actualmente como feng shui solo alcanzó tal denominación entrando ya a la dinastía Song (960-1279 dC), donde adquiere el carácter como disciplina formal. Históricamente, se han desarrollado dos grandes escuelas: la Escuela de las Formas, y la Escuela de la Dirección. La primera se interesa por las formas y contornos de montañas, ríos, lagos y colinas, mientras que la segunda busca determinar la orientación correcta de un hogar, un negocio o tumba.
Entre el auge y el silencio
Luego de alcanzar una gran popularidad durante la época de las dinastías, con grandes maestros, textos e instrumentos de trabajo, la llegada de la República Popular China, en 1949, traería el ocaso y prohibición de esta ancestral práctica, que pasó a ser calificada como mera superstición. Sin embargo, el feng shui se mantiene en nuestros días, en la ciudad de Hong Kong, debido a la mayor flexibilidad de libertades, bajo el famoso lema un país, dos sistemas”. Aquí, su popularidad no ha dejado de florecer de la mano de cientos de consultores que asesoran (por cifras millonarias, inclusive).
Entre los ejemplos destacables, se puede mencionar el del Banco de China hongkonés, cuyo diseño de ángulos agudos no respetaba las recomendaciones de maestros del feng shui, bloqueando el flujo adecuado de energía; la alerta se disparó cuando eventos desafortunados como deudas, colapso financiero y hasta bancarrota comenzaron a circular entre los edificios de la zona. Por tal motivo, el edificio de HSBC tomó como medida reparatoria la instalación de una estructura de mantenimiento con forma de cañones” que apuntan al Banco de China para combatir la mala energía. Otro ejemplo es el de Disneyland, en la misma ciudad, cuya entrada estaba colocada de modo incorrecto, lo que llevó de acuerdo a las indicaciones de los expertos, a cambiar la entrada en 12 grados para atraer la buena suerte al permitir un flujo energético adecuado. De este modo, desde Hong Kong, pasando por Taiwán, y países como Malasia, hasta llegar a todo Occidente, el feng shui la logrado convertirse en un icono cultural chino inigualable.