Poco hizo Instituto para irse con ventaja en el primer tiempo. Pero a los 31 minutos, Caballero le hizo una falta a Braida sobre la izquierda, Arce cruzó el tiro libre al área de Defensores y Facundo Agüero arremetió por el segundo palo y abrió el marcador.
Hasta ahí, la Gloria se había mostrado ordenado y prolijo pero sin profundidad. Más allá de algunas corridas de Bajamich y Braida por los costados y de la movilidad de Estigarribia, Arce no había encontrado la manera de quebrar el repliegue ordenado de Defe en su propio campo y de meterle un pase gol a sus delanteros.
Tampoco fue tan superior el Dragón de Belgrano. Tuvo en Ezequiel Aguirre a su delantero más peligroso y a los 42 minutos, German Salort le tapó un mano a mano que pudo haber sido el empate local. Pero careció de luces como para desacomodar a la Gloria que fue de menos a más y cerró el primer tiempo con buenas perspectivas para el segundo.
Quemó las naves Defensores en el arranque del complemento. Su técnico Fabián Nardozza sacó al lateral derecho Caballero y puso a Nicolás Álvarez y también metió a otro delantero (el grandote Matías Quiroga) por el volante Vernetti para atacar con tres de punta. Con los mediocampo rotos, el partido se hizo de ida y vuelta en un palo y palo en el que aparecieron todas las emociones que habían faltado en el primer tiempo.
Salort le tapó otro mano a mano a Aguirre y un zurdazo de Arce se fue apenas afuera. Velasco se la tapó con los pies a Endrizzi y Quiroga le pegó mordido desde afuera del área. Un zurdazo de Endrizzi estalló en el travesaño y cuando el gol rondaba los dos arcos, a los 29 minutos, Álvarez lanzó un centro bombeado desde la derecha, Salort quedó colgado del aire y Benegas de cabeza puso el 1-1.
Sobre el cierre, Instituto tuvo dos oportunidades de pasar a ganar en sendas pelotas cruzadas al área de Defensores. Pero el cabezazo de Agüero dio en la parte exterior de la red y Erpen no pudo conectar en la boca del arco local. Estuvo bien el empate final.
Aunque queda el sabor amargo de no haber podido soportar la ventaja parcial. Y de haber quebrado una racha de tres triunfos al hilo.