El Índice de Precios al Consumidor (IPC) en los Estados Unidos registró una tasa interanual del 8,6% en mayo, récord desde diciembre de 1981, anunció ayer la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) dependiente del Departamento del Trabajo.
Tras desacelerarse a 8,3% en abril y luego del pico de 8,5% en marzo, el índice inflacionario en Estados Unidos volvió a alcanzar un nuevo máximo, al tiempo que la comparación mensual se situó en 1%, siete décimas más que abril y el mayor porcentaje desde junio de 2021.
Asimismo, las cifras superaron todas las estimaciones que preveían una suba anual de igual rango que la de abril (8,3%) y de 0,7% en la mensual.
Los números son seguidos de cerca ya que una mayor presión de los precios podría motivar que la Reserva Federal –que se reunirá la próxima semana- suba de forma más agresiva la tasa de interés, que con los incrementos de 25 puntos porcentuales y 50 puntos de marzo y mayo, respectivamente, pasó a situarse en un rango de entre 0,75 y 1%.
Asimismo, los números representan un problema para las aspiraciones del presidente Joe Biden en las elecciones legislativas de este año, siendo la inflación uno de los puntos más cuestionados en la opinión pública.
Según el BLS, la suba del índice en mayo fue amplia entre todos sus componentes, liderando las subas «el alojamiento, la gasolina y los alimentos».
Tras caer en abril, el índice de precios de energía volvió a subir un 3,9% mensual (34,6% anual) con la gasolina escalando 4,1% (48,7% anual).
El dato del precio en el surtidor condice con el índice que elabora la Asociación Americana del Automóvil (AAA), que indicó que a mediados de mayo el galón (3,7 litros) superó por primera vez los US$ 4, marcando hoy un nuevo récord al llegar a los US$ 4,986, casi US$ 2 más que hace un año.
En el caso del fueloil, compuesto utilizado como combustible en calderas, hornos y plantas eléctricas, la suba anual llega al 106,7%, un alza inédita desde que comenzó la serie en 1935.
En tanto, los alimentos avanzaron 1,2%, porcentaje que asciende al 10,1% anual, siendo la primera vez que se encarecen más del 10% desde 1981.
El dato mensual –de 1%- y el anual de 8,6% se reducen a 0,6% y 6%, respectivamente si únicamente se considera a la inflación subyacente, que no tiene en cuenta los valores volátiles de la energía y de los alimentos, aunque, no obstante, también se ubican por encima de lo previsto.
En ese sentido, además de los alimentos y la energía, subieron los bienes (+1,3% mensual) con las mayores subas en los autos cero kilómetro (+1,0% mensual, +12,6% anual), autos usados (+1,8% mensual, 16,1% anual) e indumentaria (+0,7% mensual).
Del mismo modo, se registró un alza de 0,8% en los servicios con las mayores subas en los pasajes de avión que se elevaron 12,6%, cifra que escala a 37,8% si se compara con el mismo mes del año pasado.
La demanda contenida por la pandemia de coronavirus y la falta de fuerza laboral son dos factores que explican el alza en los servicios. Asimismo, los datos indican que el poder de compra de los estadounidenses se erosionó por decimocuarto mes consecutivo ya que el salario promedio por hora subió un 5,2% anual, tres puntos por debajo de la inflación.
En el caso de Estados Unidos, los economistas adjudican la suba de precios a la fuerte demanda posterior a la pandemia, con una oferta que no resulta suficiente para abastecerla.
Es por ello que la FED intentará enfriar la economía con sucesivas subas en las tasas de interés –las cuales encarecen el crédito-, de, por el momento, 50 puntos básicos en las próximas reuniones de junio y julio.
Sin embargo, los mercados ahora apuestan que habrá una nueva suba de 50 puntos en septiembre y no se descarta, incluso, un alza de 75 puntos en alguna de las reuniones.
La entidad, de ser demasiado agresiva podría inducir a una recesión, algo que es visto entre los economistas con cada vez más posibilidades para el año próximo.
«La FED podría subir las tasas la próxima semana ´solo´ 50 puntos básicos al igual que en mayo, pero podría aumentar el ritmo mas allá si la inflación sigue sorprendiendo al alza», comentó la economista Sal Guatieri de BMO Capital Markets a Bloomberg.
Del mismo modo, existe la posibilidad de que «aún no se haya alcanzado un pico en el índice anual» ya que se espera que en el próximo reporte «el número mensual siga al mismo ritmo», de acuerdo con los economistas Anna Wong y Andrew Husby.
Según los economistas Sarah House y Michael Pugliese del banco Wells Fargo, la política monetaria «no ayudará mucho» frente a las subas globales de los precios de los commodities.
Como consecuencia del dato inflacionario, este viernes subían los rendimientos de los bonos a dos años del Tesoro mientras que se desplomaban las bolsas en Wall Street encaminándose así a una nueva semana en rojo con caídas de 2,38% en el Dow Jones, 2,64% en el índice selectivo S&P 500 y 3,12% en el tecnológico Nasdaq.
Frente a los temores por una potencial recesión, los papeles cíclicos, bancarios y de las firmas tecnológicas lideraban la sangría en la bolsa estadounidense.