El aumento de los costos de producción, la suba del dólar y la presión impositiva provocan que los precios de los alimentos suban por encima del nivel general de inflación, señalaron economistas.
Además, indicaron que en la Argentina ocurre al revés que en la región, donde los precios de los productos alimenticios tienden a la baja.
En este marco, Nadin Argañaraz, economista del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), explicó que «mientras más alta es la tasa de inflación, mayor es la variabilidad de los precios relativos de la economía».
«Esto ocurre tanto entre los 12 componentes de la canasta de consumo como dentro de cada uno de los componentes. Y además, surgen muchas distorsiones entre el mismo producto en distintos lugares de venta. Es decir, que las señales de los precios se ven distorsionadas. En este contexto, las prendas de vestir y los alimentos y bebidas sin alcohol son los bienes que lideran la suba de precios relativos, cuando se toma un periodo de cinco años», añadió.
Por su parte, Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso, consideró: «En términos del precio de los alimentos, la Argentina va al revés del mundo. Mientras en los demás países los precios de los alimentos se desaceleran e incluso caen, en nuestro país aumentan a un ritmo del 9% mensual».
A su criterio: «Que los alimentos vengan subiendo por encima del IPC general se explica por las políticas cortoplacistas que golpean la oferta en el mercado local. Por un lado, se traban y encarecen las importaciones, reduciendo la competencia. Por otro, se castiga la producción local con impuestos, controles y regulaciones. Y, además, el dólar agro da incentivos a querer colocar la producción en los mercados internacionales. Todo en medio de la peor sequía en 20 años».
Otro economista, Hernan Lechter, del CEPA, estimó que los aumentos obedecen, «por un lado, a la evolución de los costos de producción que tienen componentes importados y suben por el tipo de cambio».
«Hay un componente adicional, por fuera de los costos, que se lo engloba como expectativa . Pero en realidad, juega en buena medida un componente especulativo significativo», añadió el analista, según publicó el matutino Clarín.
Otro economista, David Miazzo, de la Fundación FADA, evaluó: «Puede ser cierto que se haya reducido la oferta de huevos porque las gallinas ponedoras pusieron menos huevos por el calor o que haya habido menos oferta de cebollas por el cambio climático y se tuvo que importar más. Pero estas situaciones no están generalizadas en todos los alimentos. La suba de los precios está más vinculada a la pérdida de valor del peso».
«El promedio de la inflación general es un poco mentiroso porque hay inflación contenida en los regulados», aseguró.
Y sostuvo también que el efecto de la guerra en Ucrania sobre los precios de los alimentos «se evaporó en el segundo semestre de 2022», a la vez que añadió: «Solo afectó a los granos, primero al trigo y luego al girasol, y además la incidencia de estos en los precios de los alimentos, en general, es muy baja».