La decisión de la multinacional Nissan de cerrar su línea productiva en Santa Isabel y trasladar la fabricación de la pick-up Frontier a una planta en México fue mucho más que un baldazo de agua fría para la industria local. Desde la cámara que agrupa al sector y el gremio alertaron sobre las secuelas de la partida de la multinacional.
Si bien la salida de la compañía obedece a distintos factores, desde el Clúster Automotriz, su presidente, Gerardo Acosta, sostuvo que hay cuatro ejes principales donde radica la falta de competitividad: la presión impositiva por toda la cadena con ingredientes del Estado nacional, provincial y municipal; los costos laborales no salariales (legislación, estatutos y convenios laborales que cumplieron, en algunos casos, medio siglo sin revisión); los costos logísticos que deben soportar las industrias que producen en Córdoba, lo que dificulta las operaciones de exportación, y los costos energéticos.
“Nissan es una muestra de lo que puede pasar si no se trabaja de manera estructural en la competitividad. En Córdoba, si no se establece una estrategia para atacar el costo del kilowatt puro de energía y encima le sumas impuestos asociados que no tienen contrapartida no sirve. Y a la larga tiene un efecto en la competitividad. Además, Córdoba tiene que resolver su costo logístico porque afecta a la cadena automotriz, pero también a la producción agropecuaria, a la maquinaria, a todo y no hay un plan para mitigarlo. En ningún discurso político se escucha de esto”, agregó Acosta.
Nissan cierra su planta en Córdoba y deja de producir en el país
Para Smata (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la República Argentina), la situación de Nissan genera una compleja encrucijada. “Tenemos que tratar de generar un puente productivo para reincorporar a la gente que se va a quedar sin trabajo. El tema es que siguen hasta fin de año y están trabajando en la planta de Renault que sigue operativa entonces no podemos salir a tomar una planta. Tenemos que ver como trabajamos para generar un puente productivo entre la gente de Nissan y enviarlos a otras unidades productivos. En lo inmediato no hay nada”, sostuvieron.
Por otra parte, para el gremio, tras la confirmación de Nissan la tensión se trasladó a los proveedores. “Ahí hay un problema de fondo. Esto y la liberación de importaciones genera mucho ruido y no se abren nuevos puestos de trabajo. En el tiempo la importación va a afectar a las autopartistas”. Cabe mencionar que hay unos 650 operarios trabajando para Nissan y cerca de 1500 trabajadores que pertenecen a los proveedores autopartistas y metalúrgicos, con distinto nivel de compromiso.
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