Por Agustin Liotta
@agustinliotta
Pocas veces se lo ha visto a Peter Lanzani en Córdoba y menos en un rol como el que interpreta en “Matadero” que estrenó el sábado en el Teatro Acuario de Villa Carlos Paz. El proyecto dará pocas funciones en la localidad turística y es una de las casi nulas opciones fuera del glamour y el brillo que caracteriza a las temporadas teatrales de verano.
Durante una hora y media, Lanzani y el coprotagonista Germán Cabanas, se mueven por todo el escenario con movimientos que cobran sentido junto con los relatos que ambos recitan. El espectáculo de teatro físico no requiere más que un fondo, pocas luces, música suave y una soga para combinar varios géneros en uno. Así es como los movimientos se confunden con danzas, algunas acrobacias, parkour y gestos muy bien realizados por ambos para dejar en claro hacia dónde va la propuesta.
El espectador puede confundirse con los personajes, puesto que en algunos momentos son dos amigos, o uno solo y sus pensamientos e incluso enemigos. La confrontación física deviene en lucha emocional entre ambos y con ellos mismos que se sienten vulnerados por el público. Los asistentes sentados en las butacas son una especie de tercer personaje omnipresente en la trama que jaquea el orgullo y las emociones de los dos performers. El minimalismo de la escenografía queda opacado por el peso de los monólogos.
Toda la obra de creación colectiva, con la dirección del coreógrafo francés Redha Benteifour, nació por la búsqueda de los diferentes tópicos sobre los que los actores querían hablar, según contó Lanzani a HOY DÍA CÓRDOBA. “Es una obra existencialista y sencilla sobre la muerte, la vida, la culpa, la niñez, la adolescencia o sobre uno mismo, si se quiere”, comentó.
El joven actor de 28 años hizo saber que “Matadero” surgió desde la experimentación y ensayos. “Es una creación nuestra y la única manera en que crezca la obra es haciéndola para seguir encontrando su buen puerto”, dijo.
Es la primera vez que Lanzani incursiona en el teatro físico pero en los últimos años se lo vio en el cine y la televisión con personajes dramáticos y caracterizaciones opuestas a los que hacía en sus comienzos en tiras juveniles.
HOY DÍA CÓRDOBA (HDC): Desde “El clan” (2015) comenzó un crecimiento notorio en tu carrera.
Peter Lanzani (PL): Es una búsqueda. Empecé a tener oportunidades de hacer personajes más jugados. Por suerte son bastante diferentes a mí y con eso aprendo. Busco colores de donde no los tengo y a captar lo que quiera el director por las necesidades del personaje. Hay que tratar de aprovechar y sacarle el jugo a las posibilidades, no sólo por el tipo de personajes sino por otras cosas. En “Un gallo para Esculapio” pude dirigir uno de los capítulos, por ejemplo. Con 28 años, tengo que aprovechar la ola de oportunidades. Lo lindo de la actuación es salir de los prejuicios del encasillamiento sobre lo que uno puede hacer o no.
HDC: ¿Te gustaría dirigir o escribir algo propio?
PL: Me encantaría. Hace rato que escribo algunas cosas pero me faltan muchas horas de escritura. Me veo haciendo más cosas propias. Pero también es cuestión de tiempo. “Un gallo…” fue un lindo puntapié para nadar un poco en ese rol. Cuando sienta que tenga lo justo para dirigir lo haré. Es una de las grandes metas que tengo en mi carrera.
HDC: Trabajaste con directores y actores muy importantes ¿relativizas eso o aprendes de ellos?
PL: Uno forja un camino propio. El crecimiento se basa en las propias experiencias. Pero hay que aprender siempre de los más grandes. Sería una tontería si con mi primera película, que fue con Pablo Trapero (“El clan”), uno de los mejores directores de la Argentina, no me instalara en el lugar de aprender. En unos años me arrepentiría. Pero el camino es de uno y tratas de agarrar las mejores cosas que ves en los demás. Me considero un afortunado de poder trabajar de lo que me gusta, que me paguen y de trabajar con los mejores. Cuando tenés la posibilidad de laburar con gente talentosa hay que abrir los oídos, bajar la cabeza y aprender.