María Constanza Prato
De nuestra Redacción
La gente llegaba con sus barbijos, las sillas en doble fila con distanciamiento social se llenaban y la Plaza de Música sólo iluminaba con pocas luces los instrumentos musicales que posaban sobre las tablas. La noche del sábado, casi a las 21:30, la emblemática banda Las Pelotas volvió a subirse a un escenario de Córdoba, dando paso a lo que sería una noche nostálgica, eufórica y extraordinaria.
El momento previo a que comience el show, todo quedó a oscuras y lo único que se escuchó fue Vamo’ Las Pelo”, el clásico canto de cancha que predomina en los conciertos de este grupo histórico, que dio lugar al ingreso del sexteto que sin más, se sentaron y abrieron la velada con el clásico tema Nunca te jugaste”, entre luces verdes y rojas. Luego, las luces se volvieron azules y comenzó a escucharse Siempre hay vacío que nunca se llena”, de la canción Más de todo”.
Con pocas palabras, con su gorra y una camisa abierta que dejaba ver una remera negra, el cantante Germán Daffunchio dijo: Esta es una canción de ese disco que salió antes de que todo se pudriera”, introduciendo los primeros acordes de Díselo”, tema de su último disco Es Así”, lanzado en marzo del año pasado. Si decirte la verdad no sirvió de nada ¿cómo fue que pasó?”, sonó el estribillo de Las voces”.
El lugar volvió a oscurecerse, mientras algunas luces del fondo del escenario generaban un contraste con la banda, donde se podían ver las siluetas de los artistas como si fuese un atardecer y el público admiraba esa puesta que se combinaba con Es así como pudimos ser, cuando las cosas nos llevaron lejos. Sos igual que lo mejor de aquí”, primera estrofa de la composición Es Así”.
Mientras Era” estaba siendo interpretada sobre la tarima podía apreciarse una imagen hermosa y a la vez extraña: una de las bandas más grandes de nuestro país, con su música que enciende y toca cada fibra del cuerpo de su público, sentada frente a las ganas contenidas de su gente, que aguantaba la euforia de saltar, quitarse el barbijo y gritar.
Bastaron sólo unos minutos para que el lugar apagara sus luces, encendieran sólo cuatro reflectores color rosa y la banda saliera del escenario para que sólo quedase el líder del grupo, que le dio la bienvenida a la música Sonia Álvarez, quien interpretó con su arpa una versión icónica de Víctimas del cielo”. Todos fuimos, somos y seremos…”, dijo Daffunchio, quien comenzó: Habla, dime cómo estás y qué hay en tu alma. Cuéntame, que aquí hoy somos más…Víctimas del cielo”. Esta canción cambió radicalmente la energía del lugar: de la adrenalina que se sentía, el ambiente pasó a tener un aire íntimo, acústico y emocionante. La capacidad de poder regular energías es uno de los desafíos más grandes que tienen los conjuntos musicales en vivo, sobre todo en esta nueva normalidad. Los aplausos inundaron el lugar y la banda completa volvió al escenario con Nada es real”.
Sin romper con el aura del lugar, a través de Cuantas cosas”, pareciera que la letra estuviera reflejando la sensación del momento: Cómo me gustaría poder frenar el tiempo en el preciso instante en que sos feliz”, porque sí, la felicidad se escuchaba, se percibía y se trasmitía desde las tablas hasta las butacas. Y viceversa. Seguidamente, al ritmo de Lo sabés, siempre está, no se puede olvidar, corre dentro de las venas” de la melodía Siempre estará”, la energía del lugar se elevó a tono con los aplausos, la performance teñida de luces rojas y una luna del mismo color en la pantalla.
De manera abrupta, el clima se modificó al grito de Si sabes muy bien adonde voy” del tema Bombachitas rojas”, que sumergió en una energía ecléctica a la audiencia, cuando seguidamente tocaron Personalmente”. Como reza la letra de esta canción, si, parecía una locura lo que se estaba viviendo.
La noche era fabulosa, pero como todo, la emoción se hizo carne cuando el cantautor habló de lo difícil de estar sentado en un concierto, pero recordó que todavía existe una pandemia que ha dejado millones de muertes: Esta canción es para todas aquellos seres queridos que este virus se ha llevado”, expresó el cantante y comenzó: Hoy quisiera recordarte cuando estabas bien, cuando aún reías”. La letra de Como una estrella” resonó en el lugar, el Volveremos a vernos de nuevo” se podía ver en ojos llorosos y otras caras inundadas por las lágrimas, uno de los momentos más emotivos de la jornada.
Con el lugar iluminado de verde, Una tregua” y Que estés sonriendo”, devolvieron la euforia que anunciaba que estaba llegando el fin del show. Ya con las primeras notas de Si supieras”, cuyo estribillo fue completado por el público al canto de Las Pelo, Las Pelotas” con los brazos arriba, de a poco la exaltación comenzó a salirse de control en pocas sillas y los guardias comenzaron a aumentar el señalamiento de láseres verdes. La adrenalina aumentó rápidamente con Será” y luego, en Amar sin complejos”, la intervención del personal de seguridad fue inevitable para sacar a una persona que no aguantó sin saltar en ¿Cuándo podrás amar sin tantos complejos?”.
Lamentablemente, la atención del final quedó en esa situación entre insultos y una canción a medio disfrute. La alegría se esfumó por un segundo, la banda se retiró y volvió al pedido de Una más y no jodemos más”.
Sabemos que esto es una mierda pero gracias por venir. Esto para nosotros es una inyección de vida”, dijo el cantante haciendo referencia a lo sucedido y a su emoción por volver a estar sobre un escenario. Creo que sé que tocar”, expresó y comenzó con Shine” seguida de Capitán América”.
Pero fue El cazador” el tema elegido para cerrar el regreso de Las Pelotas a Córdoba, esa vuelta tan esperada, que para el público también fue una dosis de vida.