TEL AVIV.- El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el ex comandante del Ejército israelí, Benny Gantz, protagonizaron ayer una de las elecciones más reñidas en la historia de Israel, al punto que al cierre de esta edición no estaba claro quién era el ganador. Si bien la mayoría de los sondeos de boca de urna pronosticaban que el partido Likud alcanzaría la mayoría necesaria en el Parlamento para formar gobierno gracias a sus aliados de derecha, garantizando así el quinto mandato consecutivo para el actual primer ministro, al mismo tiempo se dibujaba un escenario de “empate técnico” con la fuerza centrista Kahol Lavan, comandada por Gantz.
Sin resultados oficiales publicados y con el escrutinio aún en ciernes, ambos postulante se apresuraron a festejar y anunciar sus victorias. “El bloque de derecha liderado por Likud obtuvo una clara victoria. Agradezco a los ciudadanos de Israel por confiar en mí. Comenzaré a formar un Gobierno de derecha con nuestros socios naturales esta noche”, escribió Netanyahu en su cuenta de Twitter, aunque en su bunker electoral reinaba un clima de cautela.
Gantz, por su parte, apareció al frente de sus seguidores en su bunker electoral, donde primaba un humor mucho más festivo, y gritó: “¡Ganamos, el pueblo de Israel habló!”. Además, adelantó que “en los próximos días” hará “lo necesario para formar Gobierno”, lo que implicaría seducir a alguna de las fuerzas ultranacionalistas y religiosas que forman el bloque de derecha que lidera Netanyahu.
Empero, los sondeos de boca de urna pintaban un panorama de “empate técnico”: tanto el primer ministro como su rival centrista obtenían alrededor de 36 de 120 escaños del Parlamento, que quedaría muy fragmentado en otra decena de partidos, según los datos del Canal 13 de televisión y el Canal 11 (ambos privados). Otros medios televisivos, como el Canal 12 (estatal), asignaban en sus proyecciones 37 diputados a la alianza Azul y Blanco del antiguo jefe del Estado Mayor del Ejército, frente a los 33 del actual jefe de Gobierno. El comicio abre así un escenario de incertidumbre absoluta de cara a la formación del nuevo gobierno.