GUAYAQUIL.- Ecuador entró el lunes en su tercera semana de régimen de excepción” por el coronavirus con un panorama de dramatismo extremo signado por el colapso del sistema sanitario ante la concentración de la pandemia en la sureña provincia de Guayas, donde se concentra más del 70% de los casos. Si bien el balance oficial indica que los fallecidos ascienden a 62 y los enfermos a 1.966, lo cierto es que en la capital del país se acumulan los cuerpos de los fallecidos en los hogares y hasta en las propias calles, dejando escenas de un mundo apocalíptico.
El gobierno de Lenin Moreno anunció de hecho ayer que trabaja para solucionar las demoras para recoger los cadáveres en Guayaquil, en donde se reportan decenas de muertes diarias desde barrios populares hasta zonas turísticas, en medio de la desesperación de los familiares por la falta de ayuda oficial. Las propias autoridades reconocieron las dificultades que tienen para retirar los cadáveres de los fallecidos en sus hogares, que muchas veces mueren sin saber que estaban contagiados con el coronavirus, debido a un sistema sanitario colapsado, la restricción de circulación, el toque de queda y el nerviosismo de la población.
La prensa internacional publicó terribles fotografías de cadáveres tirados en las calles, ante la necesidad de las familias de deshacerse de los cuerpos para evitar contagiarse. Pero Ecuador no es el único país en problemas en la región: con un presidente cada vez más alienado de la realidad, Brasil reportó ayer más de 5.700 infectados y 201 muertos (42 en las últimas 24 horas). El epicentro es San Pablo, donde los contagios pasaron ayer de 1.517 a 2.339 (un 54% más), mientras que las muertes suman 136. El propio gobernador Joao Doria le pidió ayer a la población guiarse por los datos estadísticos y no por las declaraciones de Jair Bolsonaro, quien «no está en plenas facultades mentales», aseveró. Chile, por último, reportó ayer cuatro nuevas muertes y suma 2.738 contagiados.