Conocida como C.37”, las primeras investigaciones dieron cuenta que desciende de una familia del virus denominada B.1.1.1., que circula por todo el mundo. A nivel genético, tiene dos mutaciones en la proteína espícula o spike”, que es la que interactúa con la célula humana. Los estudios más adelantados se hicieron en Perú, donde el grupo dirigido por el investigador Pablo Tsukayama la identificó en Lima.
Un estudio del equipo de científicos determinó un acelerado crecimiento de la variante en la capital peruana, que se vio reflejado en el hecho que la C.37 estuvo presente en el 47,6% por ciento de las muestras que se procesaron entre el 1° de enero y el 18 de marzo. La propagación también fue vertiginosa y cruzó rápidamente las fronteras.
A fines de enero empezamos a observar casos de C.37 en Chile y EEUU. En abril ya se reportan 160 en Chile y 133 en Estados Unidos. Hoy la vemos en la Argentina, Brasil, Ecuador, México, Alemania, España, Francia, UK y Australia”, indicó Tsukayama a través de Twitter. Hay mucho que no sabemos aún sobre C.37. Pero lo que sabemos, preocupa”, alertó el científico.
Lo que se conoce hasta ahora es que se transmitiría más fácilmente, eso quiere decir que más personas pueden infectarse. Lo que no se ha visto hasta el momento, es que pueda generar enfermedades más graves”, explicó a su vez Vivian Luchsinger, viróloga del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile.