Como si fuera un gesto irónico del destino, veinte años después de que la invasión de Estados Unidos echara del poder a los talibán, Afganistán vuelve a estar en manos de esta terrible milicia fundamentalista. La razón se encuentra asimismo en la salida abrupta de las tropas norteamericanas del país mediooriental, que permitió una ofensiva relámpago de las fuerzas talibán que, en apenas tres meses, les permitió apoderarse del país.
La ofensiva se coronó el domingo, cuando las tropas talibán entraron a Kabul -la capital afgana- y pudieron clamar victoria” desde el palacio de gobierno, horas después de que el presidente Ashraf Ghani huyera al extranjero. Horas después de su escapada, a través de un mensaje en Facebook, Ghani argumentó que se marchó para evitar un derramamiento de sangre en Kabul”, aunque lo cierto es que su derrota estaba asegurada. Los talibán ganaron” y ahora son responsables del honor, de la posesión y de la autopreservación de su país”, admitió amargamente Ghani.
Los insurgentes habían rodeado Kabul desde todos los frentes posibles antes de entrar finalmente a la ciudad, tras una ofensiva inédita en la que conquistaron 30 de 34 capitales provinciales en pocas semanas, hasta hacerse con el 90% del territorio del país. Poco después de que el domingo anunciaran por la mañana la toma de Jalalabad, cerca de la frontera con Pakistán y única gran urbe que le quedaba al Gobierno fuera de Kabul, la milicia inició el asedio de la capital del país con la orden a sus miembros de que evitaran un derramamiento de sangre.
La verdad es que esto se desarrolló más rápido de lo que habíamos anticipado”, admitió ayer el presidente norteamericano Joe Biden en un mensaje a la nación, donde sin embargo ratificó que sacará a todas sus tropas del país porque si Afganistán no es capaz de resistir a los talibán, las tropas de EE.UU. no pueden hacer la diferencia”.
Las tropas estadounidenses no pueden ni deben luchar en una guerra y morir en una guerra, que las fuerzas afganas no están dispuestas a luchar por sí mismas”, resaltó Biden, quien ratificó que nunca se suponía que la misión en Afganistán fuera construir una nación. Nuestro único interés nacional vital en Afganistán sigue siendo hoy lo que siempre ha sido: prevenir un ataque terrorista en la patria estadounidense”.
Suhail Shahein, portavoz de los insurgentes, aseguró a la cadena británica BBC que la milicia busca una transición de poder pacífica que se producirá en los próximos días. No queremos ni un solo civil afgano inocente herido o muerto mientras tomamos el poder, pero no hemos declarado un alto el fuego”, aclaró, por su parte, un jefe talibán en Doha (Qatar), donde se mantenían las negociaciones para el traspaso del poder.
Aseguramos a todas las embajadas, centros diplomáticos, instituciones, lugares y ciudadanos extranjeros en Kabul que no enfrentarán ningún peligro”, agregó otro vocero de la milicia, Zabihullah Mujahid, frente al éxodo masivo de diplomáticos extranjeros. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llamó a los talibán a que ejerzan la máxima moderación” y los instó a respetar los derechos humanos.