La decisión del príncipe Andrés, hijo de la reina Isabel II, de renunciar a sus cargos honoríficos parecen constituir una marca más que clara de la intención de la corona de alejarlo del Palacio de Buckingham por las denuncias de abuso sexual. Algunos de los títulos militares que deja se los había ganado el príncipe por su participación en la Guerra de Malvinas, en 1982.
En un breve comunicado de la familia real, se precisó que, además, el príncipe “seguirá sin desempeñar ninguna función pública y se defenderá en este caso en calidad de ciudadano privado”. Cuando en el comunicado señalan “este caso”, hacen referencia la denuncia radicada en Nueva York en la que se lo acusa por agresiones sexuales, en 2001, a una mujer que por entonces tenía 17 años, y es parte del escándalo que incluye el suicidio del financista estadounidense Jeffrey Epstein, y la condena a su ex pareja y amiga Ghislaine Maxwell, culpable de tráfico de menores con fines sexuales.
El miércoles, un juez de Nueva York rechazó el pedido de los abogados de Andrés para que desestimase la denuncia de Virginia Guiffre, quien lo acusa y es una de las víctimas de los delitos sexuales de Epstein, declarado culpable de pederastia y quien se suicidó en una cárcel de Nueva York en 2019, donde esperaba un nuevo juicio por tráfico y abuso de menores. Andrés alega no conocer a la denunciante pero hay una foto que los muestra juntos.