La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) anunció ayer una suba de 75 puntos básicos en la tasa de interés de referencia, ubicándola en un rango de entre 1,5% y 1,75%, en un intento por frenar la escalada inflacionaria, al tiempo que el presidente del organismo, Jerome Powell, advirtió que en julio podría haber otro incremento de similares proporciones.
Se trata de un aumento histórico que refleja la dimensión de la crisis inflacionaria que vive el gigante norteamericano: para entenderlo, basta precisar que la suba de 75 puntos básicos (o 0,75 puntos porcentuales) constituye el incremento más alto dispuesto por la FED desde 1994, cuando era presidente del organismo Alan Greenspan.
Los analistas advirtieron que, como contrapartida, la suba de la tasa de interés podría ocasionar un enfriamiento de la economía tanto a nivel local como global, debido a los movimientos que podría ocasionar en los flujos de inversión desde actividades productivas o financieras en otras latitudes hacia los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, que con el incremento resultan más atractivos. Para fundamentar su decisión, Powell explicó que “los últimos datos habían mostrado que la inflación era más alta de lo esperado y que las expectativas de inflación del público se habían acelerado”.
E incluso adelantó que “desde la perspectiva de hoy, parece más probable un aumento de 50 puntos básicos o de 75 puntos básicos en nuestra próxima reunión”. El objetivo primordial de la FED es frenar el incremento de la inflación en Estados Unidos, que en mayo ascendió al 8,6% anual, lo que significó el mayor aumento en 40 años (desde diciembre de 1981).