A casi seis meses de la guerra en Ucrania, nada es estable ni aparenta finalizar. No permanecen invariables ni el gabinete del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, que esta semana destituyó al jefe de Inteligencia y a la fiscal general entre rumores de traición (ver recuadro), ni los objetivos militares que se trazan desde Rusia, que poco a poco avanza hacia el oeste.
En la víspera, el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, realizó importantes declaraciones que dibujan un nuevo panorama. “La geografía ahora es diferente. Está lejos de abarcar solo a las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk; también son las provincias de Jersón, Zaporiyia y otros territorios”, advirtió ante la prensa sobre las regiones del este, y también del oeste y el sur ucraniano.
Las últimas semanas, Rusia avanzó en el este de Ucrania, tomando Severodonetsk y Lyssytchansk, lo que le abrió el camino para continuar hacia las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk, más al oeste. Lavrov también se pronunció sobre el bombardeo ucraniano sucedido ayer a un puente vital para el abastecimiento de las tropas rusas en el sur de Ucrania. Tras el ataque, Lavrov fue tajante al afirmar que ya “no tenía sentido” mantener conversaciones de paz.
A su vez, también advirtió que si Occidente continúa entregando a Ucrania armas de larga distancia, como los lanzacohetes estadounidenses Himars, los objetivos geográficos de Rusia cambiarían “aún más”. Declaró: “No podemos permitir que, en la parte de Ucrania controlada por Zelenski o su reemplazante, se encuentren armas que puedan amenazar directamente nuestro territorio o el de las repúblicas (separatistas) que declararon su independencia o quieren elegir su futuro solas”.
Según Kiev, los cohetes Himars les permitió destruir más de dos decenas de depósitos de munición rusos, por sus 80 km de alcance. Ahora, insisten que Washington les envíe otros con un alcance de 300 km de distancia.
¿Traición a la patria o rumores de tiranía?
Entre sospechas y rumores, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, decidió desvincular a dos altos funcionarios de su gabinete, además de 60 fiscales y agentes de seguridad. Zelenski destituyó a la fiscal general, Irina Venediktova, y al jefe de Servicio de Seguridad, Ivan Bakanov, por supuesta filtración de información de inteligencia a Rusia.
Sobre los fiscales y agentes, el mandatario justificó los despidos porque aparentemente permanecieron en los territorios que ahora controla Rusia. A su vez, pidió adelantar 651 procedimientos penales a varios funcionarios y organismo policiales, por “traición a la patria”.
Mientras tanto, el responsable del Ejecutivo busca rearmar su gabinete. No es la primera vez que Zelenski impulsa cambios bruscos en el poder, desde que asumió en 2019. Ejemplo de ello es la disolución de la Rada Suprema, es decir, el Parlamento días después de dar juramento.
Europa, en vilo por la reapertura del gasoducto
Finalmente, los europeos esperan que el gasoducto alemán Nord Stream 1 retome su funcionamiento en el transcurso de hoy. El gasoducto, uno de los más importantes cuyo proveedor es la empresa rusa Gazprom, estuvo detenido por tareas de mantenimiento desde el 10 de julio pasado y la estimación para la conclusión de las obras era para este 21 de julio.
“Gazprom cumplió, sigue cumpliendo y cumplirá plenamente con sus obligaciones, si alguien lo necesita”, dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, el martes durante su visita a Teherán. Sin embargo, desde la Unión Europea (UE) no confían en sus palabras y temen un nuevo corte del suministro.
Por ello, ayer se reunieron los representantes de los Estados miembros y presentaron un plan energético, basado en un posible corte de gas en Ucrania. El plan establece que cada país debe “hacer todo lo posible” para reducir su consumo nacional de gas en “al menos un 15%” entre agosto de 2022 y marzo de 2023.
“Rusia nos está chantajeando, utilizando el gas como arma. Y si alguna vez hay una interrupción importante o incluso una interrupción total del suministro de gas (ruso), Europa tendrá que estar preparada”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.